Cada vez más escuelas son beneficiadas con recursos para infraestructura y mantenimiento a través del programa La Escuela es Nuestra, proyecto estrella del presidente Andrés Manuel López Obrador, que este año ya alcanzó una cobertura nacional de 68%.
Sin embargo, esta iniciativa entrega menos recursos que los destinados al mismo rubro en el sexenio pasado, revela un estudio de México Evalúa y el Tecnológico de Monterrey.
En la investigación Aprender Parejo, presentada este miércoles, se documenta que 135,700 escuelas de educación básica forman parte de este programa.
La cifra representa un incremento de 348% respecto al número de planteles beneficiados con el programa Escuelas al Cien, la estrategia del sexenio de Enrique Peña Nieto para mejorar la infraestructura educativa.
No obstante, La Escuela es Nuestra otorga 69% menos dinero, con un promedio de 510,000 pesos por plantel, mientras que Escuelas al Cien entregaba 1.6 millones a cada escuela, reporta el estudio.
“Con 500 mil no puedes hacer reparaciones más profundas que requieren las escuelas”, subrayó Marco Fernández, uno de los autores del informe.
En total, el Gobierno federal ha invertido durante el sexenio 102,696 millones de pesos en La Escuela es Nuestra, un programa que otorga dinero de manera directa a los planteles, a través de comités escolares conformados por padres y madres de familia, para reparaciones, infraestructura y mantenimiento.
Fernández, académico del Tecnológico de Monterrey y coordinador del programa de Educación de México Evalúa, aseguró que es difícil garantizar que los recursos de este programa se destinen a las necesidades reales de cada escuela, porque en México no existe un diagnóstico certero sobre las carencias de los planteles de educación básica.
Actualmente, 40% de las escuelas de educación básica del país tienen, al menos, una carencia en infraestructura, desde falta de internet, electricidad, agua potable, lavabos o hasta falta de sanitarios.
Además, los comités escolares, consideró, no cuentan con la experiencia para ejercer los recursos públicos y tomar las mejores decisiones en cuanto a infraestructura escolar.
“Tienen que estar acompañados, sí tomarlos en cuenta como comunidad, pero tomando en serio a los institutos de infraestructura educativa de los estados, que han sido completamente rezagados”, indicó.
Otro problema de la La Escuela es Nuestra es la falta de transparencia en cómo se ejercen los recursos, que hasta ahora no ha detallado la Secretaría de Educación Pública (SEP), sostuvo el investigador.
Por ello, agregó, si el próximo gobierno de Claudia Sheinbaum mantiene este programa, debe hacer mejoras en su operación e impulsar la rendición de cuentas.
“No es quiero hacer la escuela bonita, es que se necesita hacerla un espacio digno para el aprendizaje”, sostuvo.
