De acuerdo con especialistas en política social, esa es la única manera para que Sheinbaum pueda cumplir la promesa de campaña de sacar de la pobreza extrema a 7.5 millones de mexicanos.
“El reto más importante es no pensar la política social de forma exclusiva hacia los programas sociales de transferencia monetaria”, subraya Alex González, coordinador de datos en la organización civil México, ¿cómo vamos?
Evaluar programas y resultados
La principal crítica a la designación de Ariadna Montiel, para que repita a frente de la Secretaria de Bienestar, es que no hubo una evaluación de los resultados que alcanzó en el mismo cargo durante el sexenio de López Obrador.
Una consecuencia de esta falta, considera, es que Sheinbaum mantendrá aquellos programas señalados de operar con opacidad o tener un bajo impacto, como Sembrando Vida.
Los especialistas consultados estiman que su nombramiento manda un mensaje de continuidad con el gobierno de López Obrador, en el que la Secretaría de Bienestar cobró mayor relevancia en términos presupuestales y de discurso político.
“La línea de la secretaría está bastante dibujada desde (este) sexenio, entonces no vemos que sea algo disruptivo”, menciona Laure Delalande, directora de Inclusión y Desarrollo Sostenible en Ethos Innovación en Políticas Públicas.
Para los expertos consultados, la labor de Montiel al frente de esta dependencia ha arrojado resultados mixtos. Por un lado, en esta administración se alcanzó un máximo histórico en el número de apoyos sociales que se entregan a la población. Pero, por otro lado, disminuyó el alcance o el número de transferencias que llegan a los hogares más pobres.
En 2022, 34% de los hogares mexicanos recibía algún programa social. La proporción rebasó el máximo histórico registrado en 2016, cuando 31% de los hogares accedía a un apoyo social, explica el especialista de México, ¿cómo vamos?
No obstante, esta cobertura histórica no se traduce en beneficios para la población de menores ingresos. En 2018, siete de cada 10 hogares más pobres recibían un programa social y, en 2022, acceden a una transferencia gubernamental cinco de cada 10 hogares con menos ingresos, dos menos que antes en esa proporción.
Alex Gonzálex explica que esta caída se debe al cambio en la población objetivo de los programas. Sobre todo en la Pensión del Bienestar para Personas Adultas Mayores, que adquirió un carácter universal y dejó de focalizarse en los más pobres. Es decir, ahora se entrega a todas las personas a partir de los 65 años sin importar su nivel socioeconómico.