Regreso de la Guardia Nacional a la SSP, una simulación, alertan expertos
Aunque desde el 1 de enero su administración y control regresó a la Secretaría de Seguridad Pública, especialistas aseguran que no habrá ningún cambio sustancial porque los militares siguen al mando.
Desde el primer minuto de enero, la Guardia Nacional dejó la Secretaría de la Defensa Nacional para regresar a la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Civil con lo que el mando y operación pasó del ámbito militar al civil, todo eso en papel, y aunque esto debería ser un cambio trascendental, expertos consideran que –en los hechos– es una simulación más del cuerpo de seguridad creado en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Lo que va a suceder es que continúa la simulación como existía antes del decreto de 2022, es decir, una Guardia Nacional civil, pero que está llena de militares y que está comandada por militares, pero Rosa Icela Rodríguez está a cargo, pero no. Entonces, vamos a tener meses más de eso”, considera René Gérez López, investigador de la organización Causa en Común, la cual es parte del colectivo que componen el Observatorio de la Guardia Nacional mediante la que se documenta las funciones de esa institución, las Fuerzas Armadas y el proceso de militarización en México.
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Prueba de que no hubo ningún cambio es que a 14 días de haber vuelto a la Secretaría de Seguridad Pública, las autoridades ni siquiera informaron cómo se acató la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN ) para que el manejo operativo y administrativo de Guardia Nacional volviera al ámbito civil, ello luego de dar revés al decreto con el que se determinó el traslado de la Guardia a la Defensa Nacional.
Los expertos consultados consideran que el regreso de la Guardia Nacional a la SSP es una simulación y muestra de ello, es que el propio presidente de la República afirmó que la Secretaría de la Defensa mantendría su apoyo a la Guardia.
“Se va a acatar sin ningún problema. Y no tenemos nosotros dificultad al interior porque la Secretaría de la Defensa sigue apoyando a la Guardia Nacional, se siguen manteniendo los mismos procedimientos, disciplina, rangos”, dijo el pasado 18 de diciembre.
Hasta la fecha, las actividaes de los elementos de la Guardia Nacional se mantienen con una estructura militarizada, como se puede constatar, por ejemplo, el pasado 7 de enero una convivencia con binomios caninos, en la que se identifica a los canes como "soldados".
Juan Carlos Piña, consultor en seguridad pública y profesor en la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey, afirma que, desde su constitución, la Guardia Nacional ha tenido una fachada civil, pero la esencia su control y operación ha sido militar.
“Desde el momento que se crea la Guardia Nacional, en el terreno práctico, aunque no formal, queda bajo el mando de militares. Con el decreto del año pasado, lo que buscaban era legitimar y formalizar ya este cambio”, sostiene.
Gérez López considera que, a pesar de regresar a la SSP, en los hechos, no hay cambios sustanciales para los elementos y el manejo de la GN.
“Dar cumplimiento a la sentencia de la Corte no cambia absolutamente nada porque la composición de la Guardia sigue siendo 80% militar, las comandancias siguen siendo militares, las personas encargadas de tomar las decisiones siguen siendo militares”, destaca.
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Las simulaciones
En junio de 2024, la Guardia Nacional cumplirá cinco años de operación, tiempo en que ha sido cuestionada porque a pesar de ser una institución de seguridad pública de naturaleza civil está compuesta principalmente por militares, porque sus mandos operativos también son elementos de las Fuerzas Armadas y porque con un decreto, se transfirieron sus recursos presupuestarios, financieros y materiales a la Sedena.
“La Guardia Nacional fue un engaño, es la simulación más grande que ha tenido este sexenio. Nos la vendieron como algo que no es”, sostiene René Gérez.
De acuerdo con el Censo Nacional de Seguridad Pública Federal 2023, la Guardia Nacional está compuesta por 104,207 elementos, de los que 68.4 % estaba adscrito a la Secretaría de la Defensa Nacional, 17.7 % a la Guardia Nacional y 13.9 % a la Secretaría de Marina, es decir, en una institución de carácter civil, el 81% de sus integrantes procede de las Fuerzas Armadas.
Esa composición mayoritariamente militar es contraria a lo que establece el artículo 21 de la Constitución: Las instituciones de seguridad pública, incluyendo la Guardia Nacional, serán de carácter civil.
En sus primeros años de operación, la Guardia Nacional también ha sido criticada por las escasas puestas a disposición que ha realizado de presuntos delincuentes. Entre 2019 y 2022, han sido alrededor de 26,000 puestas ante el Ministerio Público y ante la autoridad de Justicia Cívica.
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“Durante el 2022, la Guardia Nacional puso a disposición 2,800 presuntos criminales, eso quiere decir que pusieron a disposición a un presunto delincuente por cada 37 elementos de la Guardia, lo que nos dice es que es completamente obsoleta en lo que respecta a seguridad pública, en la reducción de incidencia delictiva. Por otro lado, la Guardia rescató 176,000 personas en contexto de movilidad. Entonces ¿Qué hace a diario la Guardia Nacional? Pues, al parecer, pone objetos a disposición y rescata migrantes”, plantea Gérez López.
La insistencia de AMLO
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha insistido en que la Guardia Nacional quede adscrita a las Fuerzas Armadas. ¿El motivo? Blindar a la corporación de seguridad pública de algunos posibles malos manejos como ha asegurado que sucedió con la entonces Policía Federal y su exdirector, Genaro García Luna, hoy detenido Estados Unidos por delitos relacionados con narcotráfico.
Sin embargo, a pesar de que el mando sólo lo tiene en el papel la Secretaría de Seguridad, el presidente ha adelantado que enviará una iniciativa más para que la Guardia Nacional quede bajo el mando total de la Sedena.
Los expertos explican que la principal corporación para la seguridad pública debe pertenecer al ámbito civil y no formar parte de un proceso de militarización que no ha dado resultados, y sí ha incurrido en opacidad y violaciones a derechos humanos.
“La Sedena no es una mala institución, pero sus prácticas son muy distintas, y lamentablemente ha estado asociada a violaciones a derechos humanos. Eso no exime, desde luego, a la Policía civil, sin embargo, creo que por un tema de transparencia, de profesionalización, es conveniente que la Guardia Nacional deba quedarse en el ámbito civil, sobre todo para garantizar un ejercicio apegado al respeto irrestricto a los derechos humanos”, agrega Piña.