Las computadoras debían ser distribuidas en las oficinas corporativas, en 433 sucursales tradicionales y en 94 oficinas de apoyo, llamadas ensobretadoras.
Sin embargo, el Banco no proporcionó la documentación de los pagos, las órdenes de suministro ni la lista de los equipos recibidos. Tampoco verificó que los equipos cumplieran con las características solicitadas en el contrato.
Además, el Banco del Bienestar presentó un documento de suficiencia presupuestal por 131 millones 134,200 pesos, monto superior a los 76 millones 148,600 pesos pactados en el contrato. Ese documento es una solicitud que hacen las unidades responsables de las compras públicas para reservar dinero, a fin de garantizar el pago a los proveedores.
Sin embargo, subrayó la ASF, no se proporcionó una justificación para solicitar 54 millones 985,600 pesos adicionales para el pago de los equipos de cómputo. Además, el documento no cuenta con la firma autógrafa del área requirente.
Computadoras almacenadas
De los 7,190 equipos de cómputo comprados, la ASF revisó 3,560, ubicados en las oficinas centrales del Banco del Bienestar en la Ciudad de México. Detectó que dos equipos CPU no cumplieron con la capacidad de memoria RAM requerida en el contrato, y por ellos se pagaron 35,700 pesos.
La Auditoría identificó en noviembre de 2022 que, de las computadoras adquiridas, 2,401 continuaban en el almacén del banco y no habían sido asignadas a las oficinas centrales, ni a sucursales, ni a ensobretadoras.