“Debemos construir evidencia, pero para eso primero tenemos que vencer el ámbito político”, dijo la especialista en políticas públicas.
La también licenciada en Ciencia Política explicó que la pandemia de coronavirus dejó al descubierto qué tipo de gobiernos toman decisiones con base en datos y en evidencia. Sin embargo, el de Andrés Manuel López Obrador no fue uno de ellos.
En su discurso del pasado domingo, al definir su “humanismo mexicano”, el presidente López Obrador reconoció que para su administración no son tan importantes los indicadores.
“En la nueva política económica, moral y social que hemos aplicado desde el principio de nuestro gobierno se ha desechado la obsesión tecnocrática de medirlo todo en función de indicadores de crecimiento que no necesariamente reflejan las realidades sociales. Nosotros consideramos que lo fundamental no es cuantitativo, sino cualitativo, es decir, la distribución equitativa del ingreso y de la riqueza. El fin último de un Estado es crear las condiciones para que la gente pueda vivir feliz y libre de miserias y temores”, dijo el mandatario el domingo en el Zócalo de la Ciudad de México.
Roberto Vélez, director ejecutivo del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), manifestó que no solo se trata de tener la información, sino cómo se usa y con qué propósito, pues dijo que el fin de los datos es generar soluciones.
“Cuando no generas información de cierto problema, el problema no se observa. Puede existir pero no lo estás viendo y resolviendo”, destacó.
El especialista en movilidad social e igualdad de oportunidades reconoció que las encuestas no resuelven el problema, pero esa generación de información primaria es clave.
“Esa información la vas a utilizar para disgnosticar, para entender un problema de mejor manera y para resolverlo de la mejor manera. Cuando contamos con esa información, podemos tomar mejores decisiones”, subrayó.