“Oraremos, pues, para que la sangre derramada en México, sea la sangre de Jesús que riegue nuestra tierra y la haga fértil para poder emprender un verdadero camino que nos enfile hacia la paz”, apuntó.
La iglesia detalló que a partir de mañana se celebrarán misas en lugares significativos del país, “que representen a todas las personas que han desaparecido o sufrido una muerte violenta en México”.
Además, adelantó que el último día (31 de julio) “se pedirá por la conversión de todos los victimarios, de quienes dedican su vida a hacer el mal”: “También son nuestros hermanos y necesitan de nuestra oración”.
“Deseamos que exista una apertura al diálogo entre autoridades de gobierno y quienes conformamos la sociedad civil, en el que participen académicos, empresarios, especialistas en procesos de paz, líderes de organizaciones sociales, y en el que se nos permita compartir nuestras experiencias. Un diálogo que abone a una estrategia efectiva de pacificación nacional”, añade el texto.