¿Qué dice la nueva ley?
Contrario a lo ha circulado en redes sociales, la nueva Ley General de Salud no instruye al cierre de los hospitales psiquiátricos, pero sí prohíbe el internamiento forzado de los pacientes y obliga a las instituciones a garantizar el consentimiento informado sobre los tratamientos.
"Todos los prestadores de servicios de salud, públicos o privados, están obligados a comunicar a la persona, de manera accesible, oportuna y en lenguaje comprensible, la información veraz y completa, incluyendo los objetivos, los posibles beneficios y riesgos esperados, y las alternativas de tratamiento, para asegurar que los servicios se proporcionen sobre la base del consentimiento libre e informado. Una vez garantizada la comprensión de la información a través de los medios y apoyos necesarios, la población usuaria de los servicios de salud tiene el derecho de aceptarlos o rechazarlos", se lee en el artículo 51 bis de la ley reformada.
Además, se aclara que en caso de que un paciente no pueda dar su consentimiento para un tratamiento ni exista un documento de voluntad anticipada, y su salud e integridad se encuentren expuestas a un "riesgo inminente", el prestador de servicios de salud procederá de inmediato para preservar la vida y salud del usuario. De ello deberá dejar constancia en el expediente clínico y otorgar un informe justificado a los comités de Ética y a la autoridad judicial competente.
En lo que respecta a niñas, niños y adolescentes —a quienes además se les debe garantizar el interés superior de la niñez—, la ley establece que es obligación de los prestadores de servicios de atención a la salud implementar los apoyos y ajustes razonables, adecuados a su edad para que su voluntad y preferencias sean tomadas en cuenta en la determinación del tipo de intervenciones encaminadas a garantizar su recuperación y bienestar.
"No se entenderá que la persona no puede dar su consentimiento cuando se estime que está en un error o que no tiene conciencia de lo que hace", se enfatiza en la ley.
El texto refiere que la salud mental y la prevención de las adicciones tendrán, a partir de ahora, carácter prioritario dentro de las políticas de salud y deberán brindarse conforme a lo establecido en la Constitución y en los tratados internacionales en materia de derechos humanos.