La periodista le comenta a López Obrador sobre un comunicado firmado en ese entonces por integrantes de la sociedad, científicos, gente de renombre público, y demás activistas, entre ellos el finado pintor oaxaqueño Francisco Toledo, el filósofo Ambrosio Velasco, la activista Adelita San Vicente.
En el documento, le pedían al próximo representante del poder Ejecutivo no realizar la consulta sobre dicha obra, por los daños ambientales que se preveían, a lo que López Obrador contestó:
“Los respeto mucho, gente de primera, extraordinaria, pero con todo mi cariño, sin ofenderlos, no tienen información. Estás hablando de científicos, por eso los llamo: a los abajo firmantes, porque a lo mejor hay algunos de ellos que ni siquiera conocen el sureste”.
“No los estoy descalificando, pero por qué no se dice que el Tren Maya significa un recorrido de 1,500 kilómetros, es una vía del ferrocarril que se inició desde antes, del general Lázaro Cárdenas y se terminó con Miguel Alemán”, insistió, al asegurar que para la construcción del tren se utilizaría una parte de vías ya construidas en sexenios anteriores.
Ni un solo árbol tiraría
El exjefe de gobierno de la Ciudad de México aseguró a la investigadora que no tumbaría ni un solo árbol.
“Ni un solo árbol, ninguno, nada, al contrario, ni un solo árbol. Al contario, vamos a sembrar 100,000 hectáreas en la zona del Tren Maya de árboles frutales y maderables. Yo soy de allá, conozco perfectamente todos esos pueblos, todas esas comunidades”, aseguró el originario de Tabasco.
Sin embargo, quienes desde entonces se oponían a la construcción del Tren Maya también hablaron de una explotación masiva de los recursos naturales, y que se podría calificar como “devastación”, algo que López Obrador negó.
“Eso no tiene ningún sentido, al contrario. En todo el sureste se va a sembrar ya desde diciembre en el sureste 500,000 hectáreas, 200,000 empleos, y se harán en ejidos abandonados, en comunidades humildes. Lo que queremos es que ya no siga la migración”, explicó.