Recientemente, al también excoordinador de los diputados federales le lanzaron “huevazos” en una gira de trabajo que tuvo por Aguascalientes en rechazo a que en ese estado no se ha nombrado a la dirigencia estatal del partido.
Juan Pablo Navarrete asegura que a pesar de los numerosos descontentos al interior de Morena y de la movilización registrada en la Convención Nacional Morenista, no existe un riesgo real para Mario Delgado, pues su mejor carta de defensa son los resultados obtenidos en su dirigencia que inició en octubre de 2020.
“El saldo electoral de Mario del año pasado fue muy favorable en término de gubernaturas, de ayuntamientos, diputados, en general el rendimiento electoral de él como dirigente fue muy bueno… No veo que pueda peligrar la dirigencia de Delgado, creo que solo son voces que están pidiendo ser escuchadas”, sostiene.
Bajo la dirigencia de Mario Delgado, Morena afianzó y amplió su fuerza y gobiernos. El partido pasó de siete a 17 gubernaturas, al ganar 10 y repetir una en las elecciones de 2021. En millones, el partido gobierna a 58 millones de mexicanos, es la primera fuerza en el Congreso de la Unión y cuenta con mayoría en 18 congresos locales.
La secretaria general, Citlalli Hernández, reconoce las diferencias e inconformidades al interior de Morena, sin embargo, considera que han pasado ya la etapa más complicada.
“Cuando Mario y tu servidora asumimos la dirigencia, teníamos un partido con una vida interna muy agitada, muy confrontada. Cerramos el año pasado en condiciones diferentes, con un partido más estable, más articulado, con mayor institucionalidad, con una ruta clara, con un plan de acción más definido hacia los próximos años, con condiciones de fortalecer la institucionalidad”, afirmó en entrevista.
Frente a las inconformidades, Mario Delgado ha asegurado que sí habrá relevo en la dirigencia, pero será tras las elecciones de 2023, como lo establecen los estatutos del partido. En tanto, Morena tendrá que seguir con confrontaciones internas y llamados a recuperar el partido.
“El propósito es cerrar el año con más gobernadores, con un partido más solido, con mayor capacidad territorial, con mayor incidencia en la discusión pública, con mayor número de cuadros formados, con nuevas dirigencias y en condiciones para librar las batallas que después vendrán que será la elección de Coahuila, Estado de México y 2024”, sostiene Hernández.