Las fiestas decembrinas se caracterizan por las tradicionales posadas en las que romper la piñata es una de las cosas que más divierten tanto a los más pequeños de la familia como a los adultos.
Las piñatas son de diferentes colores, formas, tamaños, e incluso elaboradas de diferentes materiales, y al romperse caen dulces o juguetes, sin embargo su origen no es de México.
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Las piñatas tienen su origen en la cultura China. Estas utilizadas durante las celebraciones del año nuevo chino, tradicionalmente en forma de buey o vaca, a base de papeles de colores, eran rellenados con semillas, de acuerdo con la Fundación Casa de México en España .
Los mandarines eran quienes las rompían a palazos durante el Año Nuevo chino, celebrado a principios de la primavera. Al romperse la piñata se le prendía fuego con el fin de que las cenizas fueran paleadas por el resto de la gente, ya que esto se consideraba de buena suerte.
La tradición fue difundida en Italia por Marco Polo, quien, en su libro II millione, retrató su experiencia en una celebración de Año Nuevo chino en dónde se había roto la figura de un buey. En Italia fue donde adoptó el nombre de pignatas y fue desde donde se difundió al resto de Europa.
Esta tradición también llegó a España y como consecuencia a México. Al igual que los nacimientos, las piñatas fueron utilizadas como medios de evangelización con las poblaciones indígenas.
Sin embargo, de acuerdo con algunas investigaciones, se tienen indicios de que en Mesoamérica, específicamente en la cultura maya y mexica, existía algo parecido.
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Origen indígena
Los mayas acostumbraban romper recipientes de barro rellenos de cacao y los mexicas llenaban cazuelas de barro con tesoros y alhajas, las decoraban con plumas y listones y las rompían durante las festividades en honor al dios Huitzilopochtli.
Las formas más recientes de las piñatas surgió en el siglo XVI en el municipio de Acolman, Estado de México, cuando los frailes comenzaron a celebrar las “misas de aguinaldo” o “posadas” durante los días previos a la Navidad. En ellas se usaba la piñata como alegoría para evangelizar a los pobladores de la región.
Actualmente, las piñatas se elaboran a partir de una olla de barro o cartón moldeado cubierto de papel colorido y se rellenan con dulces, fruta, cacahuates y juguetes.
En los mercados populares como el de Jamaica en la Ciudad de México se venden desde las tradicionales de siete picos hasta las distintas figuras de moda.
¡No quiero oro, ni quiero plata, yo lo que quiero es romper la piñata! ¡Dale, dale, dale, no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino! Ya le diste una, ya le diste dos, ya le diste tres y tu tiempo se acabó.