¿Por qué considera que la pandemia puede favorecer un cambio de actitud hacia el medio ambiente y las demandas por protegerlo?
La pandemia implicó un sacudidón sobre el conjunto de la humanidad y puso en evidencia muchos problemas que se han venido construyendo. Uno de esos problemas es que se interrumpieron los flujos de personas. Otro aspecto que se puso en evidencia fueron las dificultades para dar una respuesta global y una respuesta en cada país. Quizá hubo algo más de eficacia en los países del norte pero en los países del sur fue grave, y esa gravedad se origina en el hecho de que el Estado durante 40 años ha renunciado a muchas de sus funciones públicas. El proceso de privatización de la salud se tradujo en debilidad del aparato público y en una respuesta lenta e ineficaz a la pandemia. La otra cuestión para nuestros países es la dependencia de fármacos, y eso también es resultado de 40 años de desarrollo más enfocado en las necesidades globales que en las necesidades propias. No se desarrolla la industria farmacéutica y nos encuentra inermes y dependientes de la buena voluntad de los países centrales y de la capacidad de gestión de los gobiernos.
Todos esos aspectos y otros más fueron resaltados por la pandemia y también el cambio climático. La pandemia induce a pensar cuál es el futuro de la humanidad si seguimos como estamos.
Yo no tengo duda de que la pandemia es resultado de la depredación que estamos haciendo con el planeta”.
Se alteran los ecosistemas, la biodiversidad, los equilibrios, y eso da lugar a que aparezcan este tipo de virus altamente nocivos y seguramente van a seguir apareciendo. En este momento, hay un proceso de derretimiento del permafrost en Siberia y ahí están apareciendo bacterias y virus desconocidos, ya han sido detectados algunos. Entonces, empezamos a transitar un tiempo de incertidumbre en el que, por un lado, tenemos la espada sobre la cabeza, pero también un cúmulo de respuestas posibles para contrarrestar esto. Hay una oportunidad si la sabemos aprovechar.
¿Identifica a algún país con conciencia del momento crítico del mundo en materia ambiental?
Hay algunos que dan muestras de que sí lo entienden, en la zona andina sobre todo: Bolivia, Ecuador y en alguna medida Argentina. Pero más allá de la comprensión, hay que agregar qué pueden hacer con la estructura de poder que existe. Este proceso de extracción, el extractivismo en minería, bosques, agua, se ha venido construyendo por mucho tiempo, 40 años, y se hace con soporte del capital financiero y de la estructura institucional y jurídica que favorece esa explotación de recursos naturales. Contrarrestar eso requiere de un enorme poder y eso no está ocurriendo en ningún país de América Latina. Hay procesos en los que la sociedad está adquiriendo un papel más protagónico, y cuando los gobiernos son sensibles a ese protagonismo entonces puede darse una confluencia de corrección del actual estado de cosas, corrección que si no se hace nos mete de lleno en un proceso de extinción. Entonces, hay iniciativas tratando de corregir esto, sobre todo propiciadas por la sociedad. Sin embargo, son dispersas, fragmentadas y muchas veces invisibles.