Al CJNG se le han adjudicado algunos de los episodios más violentos del país; entre estos, el atentado al secretario de Seguridad de la Ciudad de México, Omar García Harfuch en junio de 2020, el asesinato del juez federal Uriel Villegas Ortiz por extraditar a “El Menchito”, haber derribado un helicóptero del Ejército en 2015, y amenazas en contra de periodistas.
Especialistas en Seguridad nacional explican que la pasividad de las autoridades ha permitido al CJNG expandirse por 27 estados de país (sobre todo en el centro y en zonas fronterizas) y convertirse en una de las organizaciones más dañinas, peligrosas y retadoras para el Estado mexicano.
“Esta inacción del Estado mexicano es sumamente dañina porque no debilita una estructura criminal potente, por lo que no tiene barreras para seguir creciendo, a excepción de las barreras que le pongan los grupos criminales”, advierte Josué González, experto en Seguridad y doctorante en Ciencia Política por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
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Para el especialista David Saucedo, el actual gobierno federal no ha enfrentado al CJNG por temor a enfrentamientos que dejen como saldo decesos de civiles.
“Hay una estrategia vacilante, por momentos de combate, por momentos de omisión ... El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene temor al derramamiento de sangre, a las masacres y enfrentar al Cártel Jalisco implica entrar a los municipios, a las comunidades que controla, lo que provocaría combates urbanos y bajas civiles, por eso no lo enfrenta”, destaca.