"La difusión de mensajes de rechazo a AMLO para aumentar el número de miembros es similar al comportamiento de otros veinte grupos en la red social Facebook. Juntos conforman una comunidad de usuarios opositores a la 4T, que coinciden gracias a las cámaras de eco que propician las plataformas digitales", detalla el informe.
El Colmex explica que las cámaras de eco de las plataformas digitales pueden propiciar la conformación de comunidades de odio, pues son una fuente para captar la atención de simpatizantes de políticos y partidos. Muchos de ellos, menciona, "guardan un silencio ominoso frente a discursos de odio y desinformación animados por el potencial beneficio que les puede redituar entre sus bases".
¿Por qué importa analizar (y alejarse) de estos discursos?
Para Rodrigo Peña hay tres aspectos importantes por los que los discursos de odio, motivados por partidos o por usuarios de redes sociales, deben erradicarse: los institutos políticos hacen uso de recursos públicos para spots como el de Morena; es más importante elevar la calidad del debate democrático; y no se debe incurrir en la incitación a la violencia.
"Sabemos que las publicaciones a las que se les invierte dinero público vienen de todos los espectros, y todas generan el mismo debate pobre, falso, basado en insultos y descalificaciones, en reducciones de temas de mayor complejidad", enfatiza.
Las campañas exacerban el discurso de una forma que lo podemos prever, pero en realidad es un contexto que viene desde hace meses.
Rodrigo Peña
El sociólogo y politólogo menciona que si bien los periodos electorales son un ejemplo de cómo se construyen las campañas de odio, es una situación que persiste en México desde hace tiempo.
"Hay espacios muy concretos a los que le estamos poniendo atención, desde la mañanera (del presidente López Obrador) hasta las replicas que hacen los 'adversarios'. Esta polarización y discurso de odio se genera de ambos lados, y es un tanto artificial, porque sí están los 'conservadores', los 'liberales', el gobierno, pero en medio hay una serie de grises que no se están tomando en cuenta y que es donde se tiene este discurso de odio como sustento de polarización", dice.
Rodrigo Peña recuerda el caso de Estados Unidos. A partir de la presidencia de Donald Trump hubo más análisis delos discursos de polarización que salían desde la Casa Blanca.
"Lo que observamos es que en México la investigación sobre discurso de odio no se había estado desarrollando tanto como lo amerita la gravedad del contexto. Nosotros también tenemos un ritmo muy acelerado de polarización que no había sido monitoreado", agrega.
El investigador considera que ante este escenario, el Instituto Nacional Electoral (INE) tiene un reto monumental, pues hasta hace 13 o 14 años daba sus primeros pasos para dictar medidas para la emisión de spots en radio y televisión, y ahora se suman las redes sociales.
"El reto es mucho más amplio porque en redes sociales se exponencia la cantidad de mensajes y de emisores. Por un lado, sí, son los partidos directamente sacando spots o mensajes que detonan este discurso de odio, pero también son las réplicas que se generan en redes de campañas aleatorias o de simpatizante, y que están entonadas en la misma lógica de discurso. Tiene un reto enorme el INE, pero tiene las capacidades y se esperaría que nos lo demuestre esta vez", enfatiza.