A 21 años de haber finalizado su sexenio como presidente de México, Ernesto Zedillo reconoció que siguió una política equivocada sobre el control de drogas, la cual no generó resultados significativos, solo un cambio en la retórica.
Durante la clausura del Diplomado de Política de Drogas, Salud y Derechos Humanos 2021 del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), el expresidente de 1994 a 2000 se pronunció en contra de la prohibición de las drogas.
“No hacen falta argumentos para demostrar que el tener estrategias y políticas centradas esencialmente en la prohibición, en la criminalización y el castigo consecuente es realmente un absurdo”, comentó en la plática.
El último mandatario priista antes de la alternancia en México afirmó que la prohibición es la causa primaria y única de que exista un mercado ilegal de drogas, por lo que el mismo Estado está contribuyendo a que existan un mercado negro.
Reconoció que desde 1997 no hubo resultados significativos, pero sí un cambio de retórica sobre cómo se discutía el problema de drogas.
Zedillo Ponce de León comentó que, dado el nivel de violencia y la penetración del crimen organizado en ciertas estructuras del país, la política contra las drogas había fracasado.
“La estrategia que se había seguido durante ya muchas décadas en el mundo y en nuestro país era una estrategia que había fracasado”, comentó.
Dijo que en pleno siglo XXI hay evidencia para demostrar que la estrategia prohibicionista es incuestionablemente fracasada.
“No es una simple calificación porque el fracaso tiene múltiples dimensiones, múltiples expresiones. El más dramático es la pérdida de vidas humanas el que ha conllevado esta estrategia, el daño a la salud de las personas, el daño a las vidas de las personas”, comentó.
El expresidente dijo que una política de drogas, no debería criminalizar el consumo, sino verlo como un asunto de salud pública. En cuanto a la oferta, comentó, que las drogas no deben prohibirse, deben regularse.
El expresidente afirmó que quien llega al poder debe ver por el interés de los ciudadanos, y no para satisfacer la opinión pública.
"Uno no llega al poder público para satisfacer a cualquier costo a la opinión pública. Uno llega al poder público para hacer un servicio público y ver por el interés de la ciudadanía”, comentó.
