¿Hay algo que considere que hizo bien López-Gatell?
(Piensa un momento). Dar tantas conferencias de prensa, está bien que dé información diaria. Está bien que dé información diaria. No está bien la información que da, pero está bien que haya tenido la inclinación para diario estar informando.
¿Quién sería una persona más adecuada o debería ser un grupo de especialistas?
Debería ser un grupo de especialistas. ¿Quién? Nadie. Esta manera de pensar a la antigua, se le sigue llamando el “zar del COVID”, el zar de no sé qué, el zar antidrogas, los zares ya no existen, qué mentalidad retrograda tenemos aquí.
Creo que si la pandemia nos ha demostrado algo es precisamente eso, que esas posiciones de súper poder donde una sola persona está tomando decisiones que impactan sobre la vida de 129 millones de personas, no lleva a nada bueno, porque esas decisiones pueden empezarse a tomar –como ahora se están tomando– de forma completamente arbitraria. Si dejamos morir a medio millón o un millón o más de mexicanos, que así sea, por qué, porque hay un zar tomando todas las decisiones.
Tenemos el Consejo General de Salubridad. ¿Dónde están?, ¿por qué no opinan?, ¿por qué no alzan la voz?, porque dependen de la Secretaría de Salud y si la Secretaría de Salud los quiere poner en una hielera y no convocarlos y no permitirles voz, puede hacerlo y entonces así están, callados, pero tendría que ser un grupo que llegaran a consensos, que no tuviera estos tintes políticos que tiene López-Gatell y el secretario de Salud.
¿Considera que se puede tener un control de la pandemia sin política?
Sí.
¿Algún país lo ha logrado? ¿Tomar decisiones apolíticas?
Claro. Decisiones por salvar vidas, decisiones por ver por el bien. Estamos tan maleados con estos discursos demagógicos que además nos tragamos enteritos y no solo eso, les agregamos limón y sal, y nos encanta. No sé qué está pasando, en qué nivel intelectual estamos los mexicanos que nos tragamos todo ese discurso demagógico.
La académica explica el caso de Taiwán y Nueva Zelanda, donde sus dirigentes Tsai Ing-wen y Jacinda Ardern, respectivamente, tomaron decisiones que las podían afectar políticamente, pero que asegura tuvieron el valor de tomarlas para ver el beneficio de su gente, más allá del suyo.
“Estas personas tomaron decisiones muy complicadas, muy peligrosas, visionarias y las tomaron pensando en el bien de su gente, la vida y el bien de su población asumiendo el riesgo político que hubiera significado para ellas de haberse equivocado en la decisión y sin embargo lo hicieron, se puede claro que se puede”, afirma.