Distribución y logística
Una vez que la vacuna haya sido aprobada y llegue al país, el reto es cómo llegará a los centros de salud y se aplicará a los ciudadanos. Para Josué Bautista, de la Asociación Mexicana de Farmacovigilancia, lo preocupante y relevante es el proceso logístico de distribución, almacenamiento, custodia y dispensación.
Como ejemplo menciona que la vacuna de Pfizer debe contar con un proceso de ultracongelación. Señala que en EU el gobierno formó un equipo de trabajo que sumó el expertise y opinión de la compañía farmacéutica, cadenas de farmacias, operadores logísticos, hospitales y otros grupos, en aras de poder desarrollar un plan, probarlo y anticipadamente medir la capacidad del sistema de salud, así como entrenar a los profesionales que aplicarán la vacuna.
"Esto es de gran relevancia porque, si no se mantiene esta cadena de ultracongelación, la vacuna pierde su potencia y, en consecuencia, la capacidad de protegernos contra COVID-19", dice a Expansión Política.
María de Lourdes García, directora adjunta del Centro de Investigación sobre Enfermedades Infecciosas del Instituto Nacional de Salud Pública, coincidió en que los centros de salud normalmente no cuentan con ultracongeladores, ya que estos habitualmente se utilizan en los centros de investigación, por lo que se tiene que elaborar un plan para ejecutar la cadena de distribución y conservación en frío de la vacuna, pero también se debe prever el problema de cómo almacenarla y trasladarla a los sitios de vacunación.
La UNAM realiza un registro de las unidades de ultracongelación con las que cuenta y que eventualmente pondría a disposición de las autoridades para que puedan almacenar la vacuna de Pfizer.