Semanas después se le practicó una cirugía. La joven pensó que se trataba de un procedimiento menor que se realizaría por vía vaginal, pero despertó con tres incisiones en el abdomen y con que le faltaba un pedazo de piel en su área genital.
"Me desperté y estaba sola, y tenía dolor; todos hablaban inglés, entonces no podía hacer preguntas", cuenta. Tres días después, aún con dolor y recuperándose de la cirugía, fue deportada.
Ya en México, se le practicaron exámenes médicos, cuyos informes de patología revelan que no tenía quistes peligrosos, sino pequeños folículos del tipo que se producen naturalmente cada mes en la mayoría de las mujeres y que no requieren una intervención quirúrgica.
Varias mujeres que acudieron con Amin declararon al NYT que no entienden por qué las enviaron con él, aún cuando presentaron cuestiones médicas que no tenían nada que ver con la ginecología.
Los casos reportados por el medio estadounidense, y revisados por un panel de médicos y ginecólogos certificados, sugieren un patrón de "intervención quirúrgica excesivamente agresiva sin un intento adecuado de remedios médicos".
Según el medio, las mujeres atendidas por el médico del ICE fueron sometidas a dos intervenciones quirúrgicas simultáneamente: dilatación y curetaje, que consiste en insertar herramientas en la vagina y raspar el tejido del útero; y la laparoscopía, en la que se hacen tres incisiones para insertar una cámara en la cavidad abdominal con el fin de examinar o realizar procedimientos en los órganos reproductivos.