La toma
El pasado 4 de septiembre, colectivos feministas y familiares de desaparecidos y de víctimas de violencia sexual y feminicida, declararon la toma de las instalaciones en exigencia de justicia para los casos archivados, tanto en la CNDH como en los ministerios públicos y fiscalías.
Un día antes, el 3 de septiembre, familiares de víctimas fueron recibidos en esta sede por la titular de la CNDH, Rosario Piedra Ibarra.
La reunión concluyó sin soluciones y, en protesta, Marcela Alemán, mamá de una niña abusada sexualmente en San Luis Potosí, se amarró a una silla y se negó a abandonar las instalaciones hasta que el caso de su hija fuera resuelto.
Con el paso de las horas, colectivos de mujeres fueron llegando a la sede en apoyo a la señora Marcela y a las víctimas de violencia sexual y feminicida.
Al ser esta situación la que generó la movilización de mujeres, la toma se consideró feminista. Sin embargo, cuando el lugar fue convertido por las propias manifestantes en una casa de refugio para las víctimas, en este se concentraron familias de hombres y jóvenes desaparecidos o asesinados, lo que empezó a generar una ruptura entre los grupos que mantienen la toma.
En tanto, activistas y familiares de víctimas han realizado protestas y tomas simbólicas en otras entidades, como Estado de México, Aguascalientes, Michoacán, Veracruz, Guanajuato, Jalisco y Puebla.
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