También le decían 'Clark Kent', pues usaba anteojos negros de pasta gruesa, parecidos a los del álter ego de Superman.
Sus conocidos lo describieron como un joven alegre, pero tímido, entregado a los estudios, a la danza folclórica y a su familia; ni tiempo tenía para un noviazgo y en sus planes no estaba casarse tan joven.
Christian quería estudiar veterinaria o ser maestro de educación especial, pero eso representaba grandes costos económicos para su familia, por lo que mejor decidió inscribirse a la Normal 'Raúl Isidro Burgos' de Ayotzinapa.
Su sueño más grande era comprar un auto para llevar a sus papás y a sus hermanas a ver las olas de Acapulco, que queda a poco más de tres horas de distancia de Ayotzinapa.
En el salón donde Christian practicaba danza regional todavía están sus botines blancos, con los que solía ensayar. Su maestro los ha mantenido guardados con la esperanza de que él regresara y volviera a zapatear, con el entusiasmo de un gran bailador.
-Con información del Centro Prodh y el libro Ayotzinapa: la travesía de las tortugas.