Mientras los morenistas se pelean por el control del partido y lo que ello implica (la definición de más de 3,200 candidaturas y millonarios recursos públicos), analistas consultados por Expansión Política advierten que de los resultados que obtenga esta fuerza el 6 de junio de 2021 dependerá la continuidad del proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Los triunfos y los conflictos
El avance de Morena hasta ahora ha sido veloz. El 2 de octubre de 2011, el movimiento liderado por López Obrador se convirtió en asociación civil y tres años más tarde, el 9 de julio de 2014, consiguió su registro como partido. Su debut en un proceso electoral fue en 2015, cuando obtuvo sus primeros 3 millones de votos y 14 distritos federales, con lo que logró su primera bancada conformada por 35 diputados (21 de ellos, plurinominales).
Otros tres años después, Morena ganó la presidencia y se convirtió en la primera fuerza del país, condición que afianzó en 2019 tras conseguir dos gubernaturas más: Baja California y Puebla.
Pero con los triunfos también llegaron los conflictos por los espacios de poder y recursos, en los que se han registrado episodios como que la secretaria general —entonces dirigente—, Yeidckol Polevnsky, acusara que había "sabandijas" que querían entrar al partido; que grupos se pelearan por la Mesa Directiva del Senado, o que ahora haya un intercambio de señalamientos por posibles pagos irregulares en la compra de inmuebles y servicios por alrededor de 800 millones de pesos.
En vista de esa situación, el politólogo y profesor del Tecnológico de Monterrey José Fernández Santillán advierte que Morena se está descomponiendo en el ejercicio del poder.
Es el único partido en la historia moderna de México que se está descomponiendo dentro de poder, estando en el poder".