A prácticamente un año de su creación, la Guardia Nacional no solamente no está consolidada, sino que se ve débil e incluso da señales de estar infiltrada por grupos criminales, por lo que el presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo que recurrir al despliegue de las Fuerzas Armadas para tareas de seguridad pública y también para enfrentar el escenario de conflictividad social que se avecina por la crisis económica generada por el coronavirus COVID-19, consideró el especialista Eduardo Guerrero.
En entrevista con Expansión Política, el consultor en seguridad señaló que el acuerdo publicado por el primer mandatario el lunes 11 de mayo, para facultar a las Fuerzas Armadas para participar en tareas de seguridad pública de manera continua hasta 2024, ya se esperaba cuando se aprobó la reforma que dio origen a la Guardia Nacional. Por ello, argumentó Guerrero, lo relevante no es si se militarizará al país o no, pues eso ya quedó claro desde que se conformó este nuevo cuerpo de seguridad.