El procurador fiscal, Carlos Romero Aranda, consideró que el uso fraudulento del outsourcing incluso podría considerarse un atentado contra la seguridad nacional.
“Se puede equiparar a delincuencia organizada y puede caer en el supuesto de delito de seguridad nacional el que contrata el servicio, eso implica prisión preventiva oficiosa. Nosotros exhortamos a que, independientemente de las reformas en materia fiscal, (las empresas) cumplan con sus obligaciones, ante el SAT, el IMSS (...) El que lleva a cabo outsourcing ilegal puede considerarse una facturera y una actividad de delincuencia organizada”, dijo.
En respuesta, Javier Treviño, consejero del CCE y exsubsecretario de Educación en el sexenio pasado, pidió no cambiar la regulación ni hacerla demasiado restrictiva. De lo contrario, argumentó, se afectaría la generación de empleo.
“La regulación establecida actualmente en la Ley Federal del Trabajo no ha terminado todavía de ser implementada a cabalidad y no debería reformarse algo que no ha sido probado y medido. ¿Qué se necesita? Que el gobierno junto con las empresas colaboremos para realizar una adecuada implementación de la legislación vigente, con algunas precisiones que podrían mejorarlo, como establecer un registro de empresas de subcontratación”, dijo.
Treviño afirmó que hasta ahora hay pocos estudios formales sobre el outsourcing, de modo que cambiar sin fundamentos la ley en la materia “podría poner en peligro numerosas fuentes de empleo”.
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