¿Es posible combatir la impunidad sin fortalecer las instancias de procuración de justicia? ¿Se pueden inhibir los actos de corrupción sin la participación de los ciudadanos y el sector empresarial?
Para el Comité de Coordinación del Sistema Nacional Anticorrupción no, por eso aprobó –después de un año– la Política Nacional Anticorrupción; es decir, la estrategia que guiará la manera en la que el gobierno federal, y las distintas dependencias, tratarán de controlar este fenómeno.
El documento contiene 40 prioridades –vinculadas en el ciclo anticorrupción (prevención, detección, investigación y sanción)– divididas en cuatro ejes que serán la base para controlar la corrupción tanto en el ámbito social; es decir, los pequeños actos cotidianos, como en trámites y también la corrupción en las altas esferas.