Durante revisiones aleatorias en la vía Victoria-Tula, integrantes del Ejército detuvieron en Jaumave, Tamaulipas, otro tractocamión que trasladaba 70,000 litros de gasolina.
Mientras tanto, policías de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) arrestaron a dos personas que, en otro tractocamión, llevaban 55,000 litros de hidrocaburo robado en la carretera Tula-San Antonio, en San Luis Potosí.
En Guanajuato, agentes de la FGR y la Guardia Nacional catearon un domicilio en Villagrán, donde había otros 30,000 litros de hidrocarburo robado.
El robo de combustible en México no es un fenómeno nuevo, sin embargo, cobró notoridad en los primeros meses del gobierno de Andrés Manuel López Obrador cuando lanzó una cruzada contra el "huachicol", actividad que, según estimaciones oficiales, causaba pérdidas anuales por 60,000 millones de dólares.
Era una actividad que prácticamente involucraba a los círculos de Pemex y sus trabajadores. Sin embargo, integrantes del crimen identificaron que el robo de hidrocarburos era un negocio que dejaba altas ganancias, por lo que se convirtió en una de sus actividades y el número de tomas ilegales para extraer el combustible creció.
Para extraer el petroleo, los huachicoleros recurren no solo a la perforación de ductos, sino también al robo en las refinerías, secuestro de camiones cisterna y a sobornar a empleados de Pemex.