María Aguilar ha estado buscando a su hijo durante más de una década. Ella, como miles de mexicanos cuyos seres queridos están desaparecidos, ha pasado incontables días explorando vastas extensiones de tierra árida en busca de pistas, con la esperanza de encontrar sus restos.
Pero ahora, Aguilar –y el colectivo de "personas desaparecidas" que ella fundó– estarán armados en su búsqueda con drones montados con cámaras termosensibles, que muestran distorsiones en el suelo que podrían indicar una fosa común.