Aktun Ha se convirtió en la primera cueva inundada del país que develó la ocupación humana prehistórica, aunque aún no se tiene certeza si se hizo para uso habitacional, refugio o para fines rituales.
A ese hallazgo le siguió otro acaso más revelador. Un año duró la afanosa búsqueda. Octavio del Río y el fotógrafo subacuático Eugenio Acevez persiguieron señales, rumores y vagas referencias orales.
Lo que sigue ahora es tratar el tema con cada una de las dependencias involucradas en México, como la Secretaría de Cultura en México y el INAH”.
Octavio Del Río, buzo explorador del INAH
En 2000 la pareja dio con lo que buscaban: la osamenta de un homo sapiens. Para encontrarla tuvieron que sumergirse en el cenote Naharon, en Tulum, explorar sus laberínticos caminos, hasta que, a 360 metros de la entrada, en un sitio a 27 metros de profundidad, alcanzaron a ver aquellos restos, que de inmediato Del Rio reportó al INAH.
En 2001 realizaron una nueva expedición de rescate. Lograron recuperar el 80% del esqueleto, analizado en México, Estados Unidos e Inglaterra. Los resultados arrojaron que aquellos huesos, viejos pero suficientemente preservados, eran de una mujer de hace 13,700 años, lo que quiere decir que son los vestigios humanos más antiguos de América jamás hallados.
Desde Naharon a la fecha, contabiliza Del Río, se han reportado los restos de otros 10 fósiles humanos, todos descubiertos en los cenotes y cuevas de Tulum, entre ellos Naia, de 12,700 años de antigüedad, y la “Mujer de las Palmas”, de alrededor de 10,500 años.
Del Río explica que, por la ubicación de los esqueletos, por estar en lo profundo de las cuevas, y por las características de fosilización y la posición anatómica en la que se encontraron se especula que se trata de depósitos funerarios, donde los cuerpos fueron alojados, como parte de una ceremonia, en lugares específicos para su eterno descanso.