La punta del iceberg
César Valencia es el segundo edil de Michoacán en ser asesinado en lo que va del año. En febrero pasado, Enrique Veázquez Orozco, presidente municipal de Contepec, fue localizado sin vida y con impactos de arma de fuego.
De acuerdo con la consultora Etellekt, en los primeros tres años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador se han registrado 16 homicidios de presidentes municipales, lo que representa un aumento del 23% con respecto a mismo periodo de la administración de Enrique Peña Nieto.
Desde el año 2000 a la fecha, 93 alcaldes y alcaldesas han sido asesinados en México, y Michoacán es el segundo estado que concentra la mayor parte de estos crímenes (16); el primero es Oaxaca (19).
En un informe, Etellekt detalló que luego de las elecciones de 2021, la violencia se extendió en todos los estados y abarcó 570 municipios. Por ello, alertó que de mantenerse la tendencia de los primeros tres años del actual gobierno federal, y de haber un repunte en el proceso electoral 2023-2024, la incidencia de víctimas mortales puede rebasar lo registrado en la administración de Peña Nieto, de 39 alcaldes asesinados.
El mismo 10 de marzo, cuando se reportó el asesinato del edil de Aguililla, los municipios de San Juan Nuevo Parangaricutiro y Uruapan, también en Michoacán, fueron escenario de una serie de enfrentamientos entre presuntos sicarios y fuerzas de seguridad, lo que dejó como saldo 32 detenidos, cuatro personas fallecidas y tres más heridas.
Estos eventos sirven de ejemplo para entender cómo operan las organizaciones criminales: su primer acercamiento es con las autoridades locales porque, a través de ellas, y especialmente con el apoyo de las policías municipales, pueden operar con libertad.
"Las autoridades más débiles, más vulnerables al ataque del narco son los gobiernos municipales, los alcaldes, regidores y sus equipos de trabajo, y aquellos que tienen un pequeño destacamento de corporaciones policiacas, pero con atribuciones para establecer retenes, por ejemplo", indica Saucedo.
Los grupos criminales presionan a las autoridades o, en el "mejor de los casos", financian a los candidatos en los procesos electorales con el objetivo de que una vez que tenga la victoria, las policías municipales se convertirán en sus brazos armados. "Lo que se están disputando también es el control de las policías municipales", agrega el especialista.