El viejo conflicto agrario
El reciente conflicto surge a partir del reclamo de los habitantes de Chenalhó por la posesión de 60 hectáreas de tierra de Aldama, las cuales tendrían que haberse repartido desde noviembre de 2020, cuando se firmó un acuerdo.
Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación (Segob), el gobernador Escandón y autoridades municipales suscribieron dicho acuerdo, en el que se pactó la modificación territorial de los planos para que Aldama se quedara con 32.5 hectáreas y Chenalhó con las restantes.
En aquel momento, las autoridades incluso prometieron impulsar proyectos de infraestructura, como carreteras, centros de salud, escuelas y viviendas para cada municipio. Sin embargo, algo falló en el proceso y los enfrentamientos se retomaron más de un año después.
Este no fue el primer pacto que se firmó y se rompió. En junio de 2019, se hizo el convenio de no agresión entre los habitantes de Aldama y Chenalhó, considerado como un hecho histórico que marcaba el inicio de una nueva etapa de paz. Al día siguiente, ocurrió una agresión armada en Aldama.
El conflicto agrario viene de hace más de 45 años, en los que pobladores de ambas zonas han encabezado enfrentamientos armados por la lucha del territorio, pero desde 2016 la violencia escaló, provocando cientos de desplazamientos forzados, una veintena de muertos y decenas heridos.
La insistencia de Chenalhó se acrecentó luego de que en diciembre de 2017 el Tribunal Agrario de Chiapas emitió un fallo a su favor y resolvió que se le devolviera un territorio que décadas atrás autoridades habían cedido erróneamente al otro municipio.
Tanto Aldama como Chenalhó argumentan que los terrenos les pertenecen ancestralmente. Mientras, activistas consideran que el conflicto ha sido alimentado por grupos paramilitares, como el que perpetró la masacre de Acteal en 1997.