Los campamentos de migrantes haitianos son retirados de la frontera de México
Para llegar a la capital regia, los migrantes tuvieron que sortear una serie de peligros.
Gerson Telisma, de 33 años, narra su odisea, que comenzó en Chile y pasó por Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala, hasta llegar hasta México entrando por Chiapas.
La Casa INDI es uno de los comedores para migrantes y personas en situación de calle que administra la Arquidiócesis de Monterrey. El albergue, del cual es responsable el sacerdote Felipe de Jesús Sánchez Gallegos, recibió recientemente a más de 1,200 haitianos.
Para Gerson, más que un mero alojamiento, el lugar es como un oasis.
“Es como beber un vaso de agua en pleno desierto”, cuenta.
“Ya llegué caminando y en camión, lo más peligroso fue allá por Colombia porque había mucho asalto, nos quitaban pertenencias, pero ya llegamos acá para quedarme a vivir (en Monterrey) o pasar a los Estados Unidos. A ver cómo me tratan”, explica.
Recientemente, las instalaciones del Instituto Nacional de Migración (INM) en Monterrey se vieron abarrotadas de migrantes en busca de regularizar su situación en México.