En esa ocasión, el organismo federal aseguró que el fenómeno se debió a un “proceso natural de disolución de rocas calcáreas”, conclusión que no fue aceptada por el gobierno local, que consideró que los funcionarios de la Conagua solo realizaron una inspección ocular al inicio y no regresaron.
Falta el estudio final
En una rueda de prensa este jueves, tanto el gobernador Barbosa como su secretaria de Medio Ambiente, Beatriz Manrique, adelantaron las conclusiones de la primera fase del dictamen, aunque precisaron que se siguen realizando estudios. Algunos de ellos incluso se llevan a cabo en Canadá, para determinar si el agua que ha brotado del socavón es consumible o no.
En la explicación que dio la secretaria, destacó que el encargado de estos estudios es Pedro Rodríguez, del IPN, y que hasta el momento se han explorado 25 hectáreas con análisis geofísicos, tomografía de resistividad eléctrica, tendidos de refracción sísmica y sondeos eléctricos verticales.