Para el presidente de la Sociedad Mexicana de Salud Pública, Miguel Betancourt Cravioto, el que arranque del Insabi se encimara con la epidemia de COVID-19, hizo que se tuviera un inicio tórrido y difícil por los recortes presupuestales, pero consideró que cuando termine o se controle la emergencia sanitaria, los problemas de salud pública que se escondieron en la "niebla de la pandemia", se dejaran ver y será una situación difícil.
“Vamos a despertar y ver qué fue del Insabi, qué fue de la Secretaría de Salud, de la coordinación, y seguramente vamos a encontrar cosas difíciles de resarcir, van a ser daños que no estamos vigilando hoy, hay ejemplos muy mediáticos, como medicamentos para el cáncer y otros como la situación del brote de sarampión, el desabasto de vacunas a nivel nacional”, comentó.
Vamos a salir de la niebla de la pandemia y vamos a encontrar un desorden brutal en la salud pública a nivel nacional, con consecuencias que pueden ser de muy largo plazo.
Miguel Betancourt Cravioto, presidente de la Sociedad Mexicana de Salud Pública.
A principios del 2019 entró en vigor el Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (Insabi), luego de los cambios que el Congreso realizó a la Ley General de Salud y que desaparecieron el Seguro Popular, con lo que se planteó la universalización de los servicios y medicamentos gratuitos para las personas sin seguridad social.
Para las entidades, significó firmar convenios para ceder las infraestructura y el personal al Insabi, a fin de que pudiera operar los sistemas de salud estatales.
Para la creación del Insabi, se destinaron 40,000 millones de pesos provenientes del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos, que se convirtió en el Fondo de Salud para el Bienestar, al que hace unos días la mayoría de Morena en el Congreso aprobó que el gobierno federal pueda utilizar 33,000 millones de pesos que aún contenía el fondo.
El secretario de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, Éctor Jaime Ramírez Barba, señaló que hay estados que está enfrentando la pandemia con dinero estatal, lo que han servido para atender a casi una cuarta parte de la población que no tiene seguridad social, pero que es posible que no se le tome en cuenta como aportación para el Insabi.
"Es una pandemia hay que atenderlos (a las personas sin seguridad), pero viene cargado todo hacia un gobierno estatal, que recibe instrucciones desde el Insabi o la Secretaría de Salud. Te mandan a decir las cosas, pero sin recursos, y los que están invirtiendo dinero en salud, son los gobernadores y los pacientes”, aseguró.