JUCHITÁN, Oaxaca.— Elizabeth Sánchez, de 42 años, estaba por irse a dormir el 7 de septiembre de 2017, cuando el sismo de 8.2 que sacudió Oaxaca provocó que su casa colapsara. Desde entonces, vive debajo de una lona a un lado de lo que fue su hogar, junto con su esposo e hijo y pese a la crisis sanitaria actual.
Como damnificada, recibió ayuda gubernamental por 120,000 pesos para la reconstrucción de su vivienda, pero el encarecimiento de los materiales y los abusos de albañiles que la estafaron, cobrando hasta 1,000 pesos por día, acabaron con esos recursos.