El confinamiento por el COVID-19, un pequeño respiro
Bacalar no solo es el cuerpo de agua dulce de mayor tamaño de la península de Yucatán, sino también alberga el arrecife de bacterias (microbialitos) de agua dulce más grande del mundo.
De acuerdo con la investigadora Falcón Álvarez durante el confinamiento provocado por la pandemia del COVID-19, los microbialitos que forman parte de esta laguna comenzaron a recuperarse luego de que estos sitios muy frágiles han sido dañados por las lanchas que llegan y el movimiento de la gente.
"Nos llamó la atención que en una Semana Santa hubo tal cantidad de visitas, que las lanchas se estacionaron sobre los microbialitos (que se forman por acción de las bacterias), rompiendo su parte viva”, explicó.
Frente a esta situación, actualmente un grupo de universitarios encabezados por Falcón Álvarez trabajan con la Secretaría del Medio Ambiente para determinar qué zonas deben ser consideradas núcleo de conservación, en cuáles no debe haber visitas, cuáles deben tener un control muy estricto de acceso y cuáles se consideran perdidas.
La experta subrayó que el progreso económico y social no debe estar peleado con la conservación del entorno, pero debe reconocerse que hay sitios valiosos por los servicios ecosistémicos que brindan, como la filtración de agua, producción de oxígeno, biodiversidad y captura de carbono.