Desde que se dio el banderazo de salida con rumbo a las elecciones del 2024, Morena ha convocado a la unidad. Primero lo hizo en un evento en Toluca, Estado de México, cuna del priismo y del otrora grupo Atlacomulco, en el que tres de las corcholatas (Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal) mejor posicionadas centraron su discurso en la unidad. El segundo capítulo fue en Coahuila, donde el próximo año también habrá elecciones, desde esas tierras nuevamente el llamado fue a la unidad interna.
En ambos eventos, se pidió “piso parejo”, “reglas claras”, lo que a decir de analistas políticos consultados es una muestra de la lucha interna que ya se está viviendo en esa fuerza política.
“Hay una unidad forzada porque Marcelo Ebrard ha exigido piso parejo. Si realmente se cree que va a haber unidad, uno no le pone la sombra de la duda”, refiere Roberto Alonso, analista político de la Ibero Puebla.
Aunque faltan 22 meses para la elección de 2024, las expectativas de triunfo hoy favorecen a Morena, por lo que más que preocuparse por la oposición, sus esfuerzos deben estar centrados en evitar fracturas que dañen la competitividad del movimiento, reto nada fácil porque en el partido hay varios frentes abiertos y voces que acusan de inequidad, imposición y falta de reglas claras.
Gustavo López Montiel, profesor de Ciencia Política en la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey, sostiene que en Morena confluyen experredistas, expriistas y morenistas, lo que dificulta su vida interna y la generación de acuerdos.