Filtraciones de datos
En este contexto, el diario estadounidense The New York Times publicó un reporte con información sobre supuestos vínculos de allegados a López Obrador con grupos criminales en 2018; la publicación del mismo se dio pese a que el propio texto subraya que esto no se confirmó y las investigaciones al respecto no fueron concluyentes.
Sin embargo, ese texto sirvió de insumo a la oposición para continuar sus ataques en redes sociales, por un lado, y a López Obrador para acusar que hay una campaña para acusarlo sin pruebas. Incluso, el mandatario federal, molesto por el reportaje, difundió el cuestionario que le mando el diario estadounidense con el número telefónico personal de la periodista que hizo la nota y que buscaba tener su postura antes de publicar.
Por este hecho, se cuestionó al presidente sobre su responsabilidad al publicar el dato personal de una reportera; López Obrador contestó que no fue un error la difusión del teléfono y amenazó con hacerlo de nuevo si otro periodista lo “calumnia” o si está en juego su dignidad.
Tras esas declaraciones del pasado viernes, y como si fuera una especie de revancha, en redes se filtraron número telefónicos de Claudia Sheinbaum, José Ramón López Beltrán, hijo del presidente, y de Jesús Cuevas Ramírez, vocero de Presidencia.
Según Gerardo Fernández Noroña, vocero de la campaña de Sheinbaum, no fueron sólo esos, sino media docena más y a todos les llegaron mensajes con agresiones; advirtió que la Policía Cibernética investiga ya la filtración de los datos personales de los morenistas y allegados a López Obrador.
“No es nuevo, así funciona la derecha. Son muy hipócritas, porque, por un lado se duelen, y por otro hacen lo mismo cobardemente”, declaró a medios de comunicación.
Las filtraciones no pararon ahí. En el mismo fin de semana se difundió el número telefónico de Xóchitl Gálvez.
Al respecto, Espinosa Silis refiere que las primeras respuestas de López Obrador sobre la difusión del teléfono de la periodista muestran a un presidente que busca ejercer un poder posterior a la presidencis, incluso de manera ilimitada, sin críticas ni restricciones.
“Estamos ante una elección sumamente relevante para el país. No solo se juega quién nos va a gobernar los próximos seis años, sino también se juega quién va a estar en el Legislativo los próximos seis años. Pero, además, ya sabemos que se juega la visión de país y de la democracia que queremos tener”, alerta.
Violencia y bots
Mientras la oposición, el gobierno y la candidata morenista se señalan, la violencia crece en los periodos electorales.
En 2021, recuerdan los analistas, una elección a la gubernatura estuvo cerca de anularse por la injerencia del crimen organizado que, aunque en ese momento no lo pudieron comprobar las autoridades electorales, sigue siendo un foco rojo.
Su presencia en varias zonas del país pone en riesgo las elecciones, además de que la equidad del proceso electoral está en entredicho por la intervención de diversos funcionarios públicos y el uso de recursos públicos. Morena ha sido el partido más sancionado al fiscalizar sus precampañas.
La experta Gisela Rubach, directora general de Consultores y Marketing Político, advierte que, además, estos grupos delictivos también tienen capacidad de intervenir a través de redes sociales. Aunque el uso de granjas de bots no es algo nuevo y hasta fueron usados en la campaña de 2012 por el PRD, que entonces postuló como candidato presidencial a López Obrador, sostiene, ahora las puede comprar el mejor postor y la inteligencia artificial propicia un fortalecimiento de las deepfakes.
“Estamos viendo muchas cosas que están sucediendo en la parte negra del Internet, en lo que yo llamo el inframundo. No es algo nuevo. Pero sí creo que va a ser mucho más intenso la guerra y las batallas de los bots de uno contra los bots de otros en esta campaña”, advierte.