Ángela Guerrero, coordinadora del Centro de Estudios y Acción para la Justicia (CEA-Justicia), dice que es un primer paso necesario.
“Hubiéramos querido que se incorporarán otros cambios, otros grupos en situación de vulnerabilidad, pero si tomamos en cuenta la situación del país, yo creo que éste es un muy buen paso para empezar a reconocer los derechos de las personas privadas de la libertad, la situación precaria que tienen dentro de los centros penitenciarios, las situaciones inequitativas que existen y la desigualdad que hay en nuestro país que en muchos casos los lleva a delinquir como la única opción de vida”, explica en entrevista.
Aunque asegura que sí es posible que 6,200 personas sean liberadas antes de que se termine el periodo álgido de la emergencia sanitaria, se necesita la cooperación del Poder Judicial.
“Sí, se pueden lograr. El problema subyace en el Poder judicial, en el caso de la ciudad, estaban suspendidos. Me da la impresión de que esa es la idea, de coadyuvar para poder despresurizar”, considera.
Pero es un reto enorme y que implica muchas instancias. Va a ser un proceso más lento de lo que se querría y le harán justicia a las personas más vulnerables".