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Rumbo al Mundial 2026, CDMX adeuda marco legal sobre trabajo sexual

Trabajadoras sexuales han protestado en Calzada de Tlalpan contra la imposición de códigos de vestimenta y horario, mientras en la Ciudad de México no hay legislación alguna que las proteja.
jue 25 septiembre 2025 06:47 PM
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Trabajadoras sexuales se han manifestado sobre Calzada de Tlalpan contra lo que consideran un intento de limpieza social por parte de las autoridades del Gobierno CDMX, que han anunciado el próximo establecimiento de códigos de vestimenta y conducta mientras se acerca el Mundial de Fútbol 2026. (Foto: Shelma Navarrete / Expansión Política)

Calzada de Tlalpan uno de los principales corredores de trabajadoras sexuales en la capital, así como la avenida que conecta al Estadio Ciudad de México (antes Estadio Azteca) -donde se jugarán cinco partidos del Mundial de Fútbol 2026- con el resto de la ciudad.

A ocho meses del arranque del torneo por la Copa Mundial de Fútbol, trabajadoras sexuales que laboran sobre Calzada de Tlalpan se han manifestado en contra de la construcción de la Ciclovía Gran Tenochtitlán, así como por la intención de las autoridades de imponer códigos de vestimenta, conducta y horarios.

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Pese a que las autoridades capitalinas buscar poner orden en el trabajo sexual ante la próxima llegada de turistas, esta actividad se ejerce en un vacío legal: si bien no es considerada un delito ni una falta administrativa en la Ciudad de México, tampoco está reconocida como trabajo en ninguna legislación local.

Como consecuencia las personas trabajadoras sexuales se encuentran en condiciones de vulnerabilidad, afirma Victoria Samano, directora de la organización civil Lleca, dedicada a trabajar con mujeres y personas LGBT+ en situación de calle o en riesgo.

“La falta de reconocimiento del trabajo sexual en las leyes de la Ciudad de México lleva a la criminalización y a que este oficio se desarrolle en circunstancias poco seguras para las compañeras y que a través de eso también haya la explotación sexual, el lenocinio (obtener beneficios económicos a costa de la prostitución de otra persona)”, dice en entrevista con Expansión Política.

Para la activista, se requiere de un marco legal que sea creado junto a las personas que ejercen el trabajo sexual en donde se responda a tres necesidades básicas: derecho a la vivienda, pues muchas trabajadoras sexuales viven en hoteles ante la dificultad de rentar un espacio; derecho a la salud, para tener acceso a los servicios públicos y medicamentos; así como a la seguridad, ya que se encuentran en riesgo ante la operación del crimen organizado.

“Lo principal sería hablar sobre seguridad, para las compañeras trabajadoras sexuales es muy importante, sobre todo cuando el crimen organizado en esta ciudad ha crecido en demasía y son las primeras a quienes están extorsionando en las calles”, sostiene Samano.

En el Congreso de la ciudad no hay actualmente una iniciativa para reconocer el trabajo sexual, aunque el grupo parlamentario de Morena ha señalado que apoyará el establecimiento de protocolos de vestimenta, conducta y horarios.

“Se ha olvidado el tema y creo que los intentos que ha habido desde el Congreso para reconocer el trabajo sexual siempre han sido desde una mirada criminalizante y estigmatizante porque no han buscado el reconocimiento sino la regulación del trabajo sexual”, señala la directora de Lleca.

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El 64.1% de las personas trabajadoras sexuales en la capital afirma haber sufrido algún tipo de discriminación o violencia al laborar en la calle, de acuerdo con la Segunda Encuesta Trabajo Sexual, Derechos y No Discriminación, realizada por el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred CDMX).

“Reconocer el trabajo sexual como una actividad económica permite situarlo en la esfera laboral y reclamar derechos como la reunión y asociación para el mejoramiento y defensa de intereses, acceso a la seguridad social y los servicios de salud integrales, incluso de planificación familiar, libertad para ejercer este trabajo, acceso a educación sexual integral libre de prejuicios así como a ofertas reales de capacitación y empleo para quienes decidan no ejercer el trabajo sexual”, se pronunció Copred CDMX en el Día Internacional del Trabajo Sexual, el pasado 2 de junio.

El problema va más allá de la Ciudad de México. En la mayoría de los países hay una grave ausencia de marcos legales para proteger a las personas que ejercen el trabajo sexual, lo cual vulnera su seguridad jurídica y acceso a la justicia, además de reforzar estigmas sociales que las hacen objetivo de violencia, discriminación y exclusión, de acuerdo con un informe de la Comisionada para los Derechos de las Personas Trabajadoras Sexuales de la Organización de los Estados Americanos (OEA).

La OEA indica la importancia de distinguir al trabajo sexual de la trata de personas y la explotación sexual. En el trabajo sexual hay una decisión voluntaria de una persona para ofrecer servicios sexuales; mientras la trata de personas implica amenazas, uso de la fuerza o formas de coacción secuestro, engaño o abuso de poder con fines de explotar a una persona y esta explotación puede ser de naturaleza sexual como la prostitución forzada.

Uno de los últimos intentos por dar un marco legal al trabajo sexual en el Congreso de la Ciudad de México tuvo lugar en agosto de 2019, con una iniciativa para crear la Ley de Trabajo No Asalariado impulsada por el entonces diputado local Temístocles Villanueva, con la cual se buscaba regular a las y los trabajadores informales, entre quienes se incluía a las personas trabajadoras sexuales, sin embargo esta iniciativa recibió rechazo de varios grupos sociales y no prosperó.

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