La Secretaría de Salud confirmó cuatro casos de sarampión en la Ciudad de México (CDMX), lo que enciende las alertas sanitarias en la capital. Además, informó que los casos probables acumulados ascienden a 358, con corte al 26 de agosto.
Aunque la CDMX no es la entidad con más contagios —ese lugar lo ocupa Chihuahua, con 3,979 casos confirmados a lo largo de los últimos meses y 14 defunciones—, la aparición de contagios en la capital preocupa, pues podría marcar el inicio de un brote.
Según el Informe diario del brote de sarampión en México , la ciudad presenta una tasa de incidencia de 0.04 por cada 100 mil habitantes. Los contagios se han registrado en las alcaldías Coyoacán, Gustavo A. Madero y Tlalpan.
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Cabe señalar que las cifras de casos probables y confirmados corresponden a un acumulado de los últimos meses, por lo que no todos están activos al mismo tiempo.
¿Cómo se contagia el sarampión?
El sarampión es una de las enfermedades más contagiosas. En entrevista para Expansión, el dr. Alejandro García-Robles Ortiz, pediatra y subdirector médico del Hospital Infantil Privado (Star Médica HIP), explica que “es una infección que se considera dentro del grupo de infecciones exantemáticas de la infancia… causada por un virus del tipo RNA que pertenece a la familia de los paramixovirus”.
El virus se transmite principalmente por contacto directo y por gotitas presentes en la nariz y la garganta de las personas infectadas, y “se puede quedar en el ambiente. Entonces, eso lo hace uno de los virus con mayor virulencia y transmisibilidad de todos”. Incluso, advierte, “una persona que esté contagiada, que se suba un elevador, puede contagiar a todas las personas que se suban después de él una o dos vueltas, aunque él ya no esté ahí”.
De acuerdo con la Clínica Mayo de Estados Unidos , esto significa que si una persona sin inmunidad entra en contacto con el virus tiene hasta 90% de probabilidad de contagiarse, de ahí la importancia de la vacunación en los más pequeños y los refuerzos en las personas adultas.
La situación en la Ciudad de México “es crítica”, explica el especialista, sobre todo por la densidad poblacional y el uso del transporte público, que aumentan las probabilidades de contagio. Cada paciente puede tener entre 5 y 20 contactos reales, pero los contactos potenciales pueden llegar hasta 350 o 400 personas.
Como señala el especialista, “lo fácil que un pequeño brote podría convertirse en una epidemia” es alto, sobre todo si se considera la movilidad de la población y la llegada de casos importados desde otros estados o visitantes de Estados Unidos u otras partes del mundo.
La vacunación es esencial: el esquema actual en México incluye dos dosis, a los 12 y 18 meses.(Jose Luis Gonzalez/REUTERS)
¿Quiénes y cómo deben vacunarse?
Vacunarse contra el sarampión es esencial tanto para niños como para adultos que no estén completamente protegidos. Según el experto, “el esquema de vacunación en México incluye dos dosis de vacuna. La primera dosis a los 12 meses y la segunda dosis a los 18 meses”, un ajuste reciente que busca cerrar la brecha entre la primera infancia y los seis años.
En caso de brote, se aplica una “dosis cero” entre los seis y nueve meses, antes de continuar con el esquema normal.
En los adultos, deben vacunarse quienes no puedan comprobar “en papel” que recibieron dos dosis. Como explica el especialista, “oye, ‘es que mi mamá me puso todas las vacunas de chiquito’, ¿dónde está la cartilla?, ‘no, es que está perdida’, te toca vacunarte”.
Aquellos que solo tienen una dosis registrada también necesitan completar la segunda y esto aplica para adultos menores de 69 años. Además, muchos doctores recomiendan dosis que no son necesarias, por lo que es importante seguir el esquema oficial, acudir a un lugar autorizado y tratar con personal capacitado en la materia.
Se debe priorizar a las personas con mayor contacto con otros: personal de hospitales, escuelas, transporte público y lugares de concentración masiva, ya que ellos pueden contagiar a más personas y favorecer la propagación del virus. La vacunación, así, protege no solo al individuo, sino a toda la comunidad.
Los adultos que no puedan comprobar dos dosis deben vacunarse; quienes solo tengan una dosis registrada requieren completar la segunda.(Jose Luis Gonzalez/REUTERS)
Sarampión no tiene tratamiento
El dr. García-Robles Ortiz explica de manera clara por qué el sarampión genera tanta preocupación: “No tiene tratamiento. O sea, el sarampión tiene dos vertientes, o el sistema inmunológico logra formar anticuerpos a tiempo y controlar la infección o te mueres, y los puntos intermedios están peor”.
Entre las posibles complicaciones graves, el especialista menciona lesiones pulmonares permanentes, como bronquiectasias, o la panencefalitis esclerosante subaguda, que provoca daño cerebral y limita funciones tanto mentales como motrices. Por ello, enfatiza que “sabiendo que es algo que se puede prevenir, pues es una tontería que no estemos fomentando la vacunación”.
No hay tratamiento específico para la infección una vez que se presenta; el cuidado se centra en aliviar los síntomas y prevenir complicaciones mediante descanso, hidratación y seguimiento médico. La vacunación sigue siendo la única herramienta realmente efectiva para proteger a la población y evitar que brotes aislados se conviertan en epidemias.
Durante el embarazo, el sarampión representa un riesgo especial tanto para la madre como para el bebé. Si una mujer embarazada contrae la enfermedad, puede experimentar complicaciones graves, como parto prematuro, bajo peso al nacer o incluso la muerte del feto.
Por eso es fundamental que las embarazadas eviten el contacto con personas infectadas y que su inmunidad esté protegida antes de la gestación mediante la vacunación o confirmación de antecedentes de vacunación.
Además, deben extremar las medidas de higiene y evitar lugares con alta concentración de personas para reducir el riesgo de contagio.
Síntomas y evolución del sarampión
Según la Clínica Mayo, los primeros signos suelen aparecer entre 10 y 14 días después de la exposición: fiebre, tos seca, goteo nasal, ojos rojos y dolor de garganta. Más adelante aparecen las características manchas rojas en la piel, que inician en la cara y se expanden por todo el cuerpo, acompañadas de fiebre alta. La recuperación puede tardar de una a dos semanas, aunque la tos y la descamación de la piel pueden persistir unos días más.
Si alguien en casa da positivo a sarampión, es clave tomar medidas inmediatas:
Aislamiento estricto: la persona debe permanecer en casa hasta, al menos, cuatro días después de la aparición del sarpullido.
Evitar contacto con no vacunados: especialmente niños pequeños y personas con sistemas inmunitarios debilitados.
Hidratación y control de fiebre: reposo, líquidos abundantes y medicamentos para reducir la fiebre.
Atención médica inmediata si aparecen complicaciones como dificultad para respirar, convulsiones o deshidratación.
El sarampión sigue siendo una amenaza real, especialmente en ciudades densamente pobladas como la CDMX, donde la movilidad y los contactos potenciales pueden acelerar la propagación.
La vacunación completa y oportuna, junto con el seguimiento epidemiológico y medidas de aislamiento, son la única manera de contener la enfermedad y proteger tanto a individuos como a la comunidad.