El
modus operandi
El jefe de la policía capitalina detalló que las aplicaciones móviles se anunciaban en redes sociales con el atractivo principal de la facilidad de obtener hasta 20,000 pesos sin investigación y pasar por un Buró de Crédito.
Una vez que los usuarios accedían a solicitar el préstamo, al momento de instalar la aplicación en sus teléfonos móviles, el sistema solicitaba autorización para el acceso a los contactos (agenda) contraseñas, ubicación y el almacenamiento de fotografías y videos. Dichos requisitos eran necesarios para acceder al crédito.
Una vez que el crédito era aprobado y depositado a una cuenta bancaria sin algún método o características de pago, al día siguiente, comenzaban los cobros, cuyas cantidades en réditos podrían llegar hasta el doble del monto prestado.
Para obtener los pagos requeridos, los agentes de cobranza utilizaban métodos agresivos e incluso amenazaron con publicar información sensible de los usuarios de las aplicaciones de préstamo de dinero o difamarlos a través de redes sociales.
“Los defraudadores o extorsionadores realizan amenazas vía telefónica, mediante mensajes de WhatsApp o en algunos casos, difundiendo fotografías de las víctimas en redes sociales, acompañadas de agresiones y señalamientos de delitos como si los hubieran cometido las víctimas, difamándolos entre sus contactos", dijo en rueda de prensa.
Incluso, hubo reportes de que algunas personas bajaron las aplicaciones y sin solicitar un préstamo, recibían llamadas para exigirles un pago de una deuda inexistente.
Para no ser detectados por las autoridades, los desarrolladores de las aplicaciones de préstamo de dinero, cambiaban de identidad gráfica o de nombre, no obstante, los cobros se mantenían a los usuarios.
El secretario de Seguridad Ciudadana aclaró que el dinero que otorgaban las aplicaciones “montadeudas” provenía directamente de otros usuarios, quienes pagaban altas cantidades de intereses por sus préstamos.