Luego de 53 años, la L1 del Metro es sometida a rejuvenecimiento intensivo
Desde que Gustavo Díaz Ordaz inauguró la Línea 1 del Metro de Ciudad de México, miles de pasajeros la han utilizado diariamente. Fueron 53 años de uso y de desgaste.
Más de cinco décadas después de su inauguración, la Línea Rosa de la capital mexicana bajará la cortina. Lo hará no sólo con la promesa de volver pronto, sino con el objetivo de convertirse en una de las rutas más modernas del mundo.
En septiembre de 1969, cuando el ocaso del sexenio del priista Gustavo Díaz Ordaz se acercaba, la estación Zaragoza, en Venustiano Carranza, y Chapultepec, en Miguel Hidalgo, al fin enlazaron 12 kilómetros y 660 metros de una ciudad que ya albergaba a casi 5 millones de habitantes.
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Detrás de sus lentes y su sonrisa poblana, Ordaz utilizó el primer boleto de la Línea 1. Se subió a los trenes rodeado de decenas de personas, y en ese microcosmos, el entonces presidente se llevó algunos aplausos. O eso mostraron las cámaras todavía en blanco y negro.
En las entrañas del Metro, así será la modernización de la Línea 1
Era otra Ciudad de México. Ni siquiera se llamaba oficialmente así. Aún se sentía la resaca de las Olimpiadas de 1968. Estudiantes y líderes sociales se escondían de militares y otras autoridades que ya tenían las manos llenas de sangre tras la matanza de Tlatelolco.
Dieciséis estaciones entraron en operación en ese septiembre de 1969. En los siguientes años se concluyeron los tramos Chapultepec-Juanacatlán, Juanacatlán-Tacubaya, Tacubaya-Observatorio y Zaragoza-Pantitlán.
La Línea Rosa cuenta ahora con 18 kilómetros y 828 metros de longitud. Tiene 20 estaciones (7 de correspondencia, 12 de paso y una terminal). Se conecta con las líneas 2, 3, 4, 5, 7, 8, 9, A y B, es decir, con nueve de las otras once rutas con las que cuenta el Sistema de Transporte Colectivo (STC).
Lo que viene
“Está bien difícil, si de por sí salir de Tláhuac es tiempo, ahora llegar a puntos más alejados como la Zona Rosa, todo un tema”, dice Ivett, quien usa la Línea Rosa sólo para conectarse con la Línea Verde, la que corre de Constitución de 1917 a Garibaldi.
“Ya me imagino el colapso en la ciudad por el cierre de la Línea 1, y todo por no prever. ¿Y que la Línea 12 no iba a estar funcionando en junio de este año?”, opinó Alberto, usuario de redes sociales.
Contrario a sus palabras, se expresó la usuaria Ia Gaba, quien señaló que es muy necesaria la reparación de la Línea 1 del Metro.
Serán miles lo afectados. Serán miles los que desde el lunes cambien sus rutinas. Habrá estaciones provisionales que ya están siendo construidas, en el momento en que se leen estas líneas. Ahí llegarán los autobuses que simularán el espejo de esta ruta.
El cierre se debe a que por la magnitud de los trabajos éstos no pueden llevarse a cabo solo de noche o por estación. El STC Metro sólo frena su operación de tres a cuatro horas al día.
De acuerdo con autoridades de la capital, el lapso es muy corto para tareas de ingreso de maquinaria, retiro de materiales y sustitución por nuevos componentes.
La primera fase dejará suspendidas 12 estaciones durante ocho meses. Se trabajará, en ese periodo, desde Salto del Agua hasta Pantitlán.
En el tiempo de cierre ocurrirá la adquisición de 29 trenes nuevos. Se incrementará la capacidad de transportación en 35%; habrá pasillo continuo al interior de los trenes, lo cual generará mejor ventilación; se reducirán los tiempos de espera y traslado; se eliminarán las fallas que hay hoy, y se mejorará el servicio. O eso dicen autoridades de la capital.
“Lo más complejo es que en un espacio tan reducido como lo es el túnel, es que hagamos convenir la obra civil y la instalación de los sistemas tecnológicos, como la red de telecomunicaciones. Esa logística nos ha tomado planearla y la idea es compactar los tiempos y hacerlo de la manera más organizada en ocho meses”, dice David Escalante, ingeniero encargado del proyecto.
“Otros proyectos en el mundo han tomado de tres a ocho años. Estaremos haciéndolo en un tiempo reducido. Más de 800 personas ya están trabajando en la etapa de ingeniería. Para la etapa de obra, la que ya va a empezar, la del retiro de material, otras 200 en el túnel, más los equipos de control, unas 200 más. En la parte de elaboración de trenes hoy ya hay más de 150 personas en Querétaro”, detalla.
De acuerdo con el ingeniero, las autoridades trabajarán con tecnología de punta. “Tenemos los mejores elementos de tecnología internacional. Con alemanes, franceses, españoles”.
“La Línea 1 ya tiene 53 años. Su vida se ha extendido porque durante todo este tiempo se han cambiado algunos materiales, con mantenimiento. Estamos construyendo una nueva Línea 1. Todos los elementos serán nuevos. Renovación integral permite tener una Línea nueva, con todos los elementos funcionales”.
En el Metro Balderas se construirá un andén provisional que permitirá a los usuarios entrar y salir.
“Podríamos mantenerla en igualdad de circunstancias, pero habrá mejoras en el servio. La edad de la Línea implica contar con interrupciones por cortes de energía o otras fallas del sistema. Se detendrán esas situaciones y aumentará la capacidad de transportación y serán más rápidos los traslados”, dice Escalante.
Las autoridades de la capital mexicana aseguran que los usuarios se verán beneficiados a partir de la renovación.
Desde el sábado 9 de julio se comenzó con la operación. Se llevó a cabo el corte de energía. Personal inició el retiro de cables y se preparó la zona para la entrada de maquinaria que trabajará durante los próximos ocho meses.
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¿Qué pasó desde la inauguración?
Si se tomara en cuenta la vida útil promedio de los sistemas de transporte como el Metro de la capital, la Línea 1 habría rebasado su límite al concluir la primera década del siglo XXI. Sin embargo, autoridades insisten en que fue el constante mantenimiento el que permitió que durará 53 años.
Hoy, los sistemas de vía, señalización, eléctrico y electrónico han llegado al final de su vida útil. Son obsoletos, de acuerdo con los expertos. Las refacciones de los trenes, por ejemplo, ya no se consiguen porque han dejado de fabricarse.
La Línea 1 funciona porque tiene que funcionar. Sin embargo, como buen corredor veterano, ha comenzado a sentir calambres en los primeros kilómetros. Ya se deshidrata en las subidas. Jala aire en las bajadas. Le truenan las rodillas.
¿Por qué tanto desgaste? Entre septiembre de 1969 y julio de 2022, millones de personas abordaron en Zaragoza, Gómez Farías, Boulevard Puerto Aéreo, Balbuena, Moctezuna, San Lázaro, Candelaria, Merced, Pino Suárez, Isabel la Católica y Salto del Agua, las primeras estaciones que bajarán la cortina para el público.
En esos 53 años, a la Línea Rosa le tocó presenciar la vida de muchas capitales, muchos Méxicos. Sólo para tener una idea. Desde que Ordaz afiló sus dientes para pasar por el torniquete por primera vez, a México lo gobernaron los priistas Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Enrique Peña Nieto, además de los panitas Vicente Fox y Felipe Calderón, y del morenista Andrés Manuel López Obrador.
Desde que la gente se aventuró a ingresar al Metro y sentarse por primera vez en uno de los vagones de la Línea 1, México recibió una Copa del Mundo, sobrevivió a los sismos de 1985 y 2017, enfrentó a la Covid-19 y a las crisis económicas más grandes en la historia de la humanidad. Y fue hasta el 2019 cuando se puso en marcha el proyecto de modernización, el cual contó con diseño y planeación científica y técnica con expertos nacionales e internacionales.
De acuerdo con el Gobierno de la Ciudad de México, hoy la infraestructura de las vías se encuentra deteriorada. El balasto (material pétreo de soporte de vía) está muy desgastado. Las pistas, rieles y barras de seguridad, en mal estado. Los durmientes y fijaciones, en las últimas. Las fallas, sobre todo las eléctricas, son recurrentes.
Lo mismo con el sistema de control de pilotaje automático. Obsoleto, sin posibilidad de tener refacciones, y con fallas que provocan retrasos en el servicio. Sí, que llegues tarde a la escuela, al trabajo, a la casa.
En la Línea 1 ya no hay suficientes trenes. Y los que hay son lentos e ineficientes. Por eso se despide. Por eso volverá hasta 2023. O eso dicen.