Aunque los datos arrojan una disminución en el número de delitos en distintos rubros con la utilización de arma de fuego en la CDMX, especialistas aseguran que retirar un arma de las calles, en sí, ya es un logro.
Por ello, señalan, que el programa deben mantenerse para que haya opciones seguras para que las personas que quieran deshacerse de ellas, por la existencia de menores en casa, por una emergencia económica o simplemente por el riesgo que representan, puedan hacerlo.
Los orígenes del desarme voluntario
El programa se instauró como canje voluntario de armas por computadoras, dinero y despensas, en 2007, durante la administración de Marcelo Ebrard como jefe de gobierno del Distrito Federal y la coordinación del programa la llevaba la Secretaría de Seguridad Pública, encabezada por Joel Ortega.
Casi al finalizar la administración de Ebrard Casaubón, en noviembre de 2012, la muerte de Hendrik Cuacuas de 10 años cimbró a la ciudad, ya que una bala perdida impactó en su cráneo tras atravesar el techo de una sala de cine de la Plaza Ermita en Iztapalapa. En los peritajes e indagatorias se estableció que el techo de este mismo complejo cinematográfico existían varios orificios y fueron halladas al menos 16 balas de distintos calibres, producto de los disparos al aire en las inmediaciones.
Al llegar a la Jefatura de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, siguió con el programa y anuncio la "despistolización" de Iztapalapa.
Así, el programa continuó, pero lo hizo desde la Secretaría de Desarrollo Social encabezada entonces por Rosa Icela Rodríguez, actual secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana.