Tania Aguilar estaba en una junta por videollamada en su departamento, que se ubica en la planta baja del edificio número 1909, cuando su cabello comenzó a volar, al igual que el contenido de la alacena de su cocina. Los vidrios de sus ventanas se hicieron pedazos.
“Estaba trabajando, terminando una junta. Hablaba con un compañero para que hiciéramos un cuadro resumen, imagínate, esa es mi preocupación en ese momento.
“No te lo esperas, fue completamente sorpresivo, nunca en mi vida me imagine vivir un momento así. Que de pronto te aviente una fuerza externa no lo imaginas, que la misma fuerza te regrese”, cuenta.
Mientras esperaba a su esposo, para llevar a casa de su madre las maletas y bocinas que recuperaron de su departamento, Tania reconoció la respuesta de las autoridades.
“El Gobierno capitalino, el gobierno de la alcaldía, y no sé quién más estuvo relacionado, respondieron de manera excepcional. Jamás imaginé tener en menos de hora y media ya estaba aquí el ERUM, la Cruz Roja, Claudia Sheinbaum, el alcalde, policías, bomberos, ambulancias”, afirmó.