La búsqueda de otra vacante y de financiamiento para proyectos propios fue una tarea prácticamente imposible en medio de la crisis sanitaria y económica, cuando la ciudad se encontraba en semáforo rojo y con 65% de las camas de hospital ocupado.
"Me cuestioné qué es lo que va a pasar con mi futuro porque muchas empresas están cerrando, no hay trabajo y hay una incertidumbre en la que no se sabe para dónde jalar", relata.
La pérdida de empleo en la ciudad ha seguido al color del semáforo epidemiológico, el cual depende principalmente del nivel de ocupación de los hospitales con capacidad para atender a pacientes con COVID-19.
Los dos primeros meses de la pandemia fueron los más críticos, pues en abril se perdieron 105,804 empleos formales y en mayo desaparecieron 57,004 más.
Entre junio y septiembre, la pérdida del trabajo se desaceleró, para tener un repunte con la recuperación de 36,902 plazas en octubre y 24,186 en noviembre, ya con el semáforo naranja y cuando comenzaron a reactivarse los restaurantes, cines y centros comerciales.