El académico de la Facultad de Medicina considera que es posible que también las alcaldías con mayor población como Iztapalapa o Gustavo A. Madero que concentraron la mayoría de los contagios meses atrás ahora se encuentren “agotadas” en cuanto al crecimiento de la pandemia.
“Al principio de la epidemia veíamos casos concentrados en Iztapalapa, Iztacalco y Gustavo A. Madero lo que quiere decir que esas demarcaciones que son las que más población tienen y tienen condiciones muy propicias para el contagio en cierto modo se han ido agotando
“Esto quiere decir que debe haber una gran cantidad de gente que ya se enfermó, no se dieron cuenta, no se hizo prueba o no se diagnosticaron y cada vez quedan menos (personas) susceptibles para contagiarse. En cambio, acá todavía debe haber muchos susceptibles”, sostiene López Cervantes.
El especialista señala que una forma de atacar este problema sería hacer un rastreo detallado de cada caso positivo, llegando incluso a aplicar pruebas a todas las personas con las que la persona contagiada tuvo contacto.
Sin embargo, de no ser posible por los recursos humanos y materiales que ello implicaría, al menos se debería registrar de forma detallada y estricta para saber quiénes son las personas con potencial de contagio a partir de cada persona positiva y poder preveer el comportamiento de la pandemia en las comunidades.
“Hay que tratar de seguir la ruta y pronosticar por dónde van a estar (los contagios) para acercarse a esa zona antes de que ya tenga muchos casos”, indica.
El Gobierno de la ciudad ha instalado 26 macro quioscos y 57 quioscos para la aplicación de pruebas de COVID-19, además de las que ya se realizaban en centros de salud y hospitales, alcanzando alrededor de 20,000 pruebas diarias.
Sin embargo hasta el momento el informar de los contactos se ha dejado bajo el criterio de las personas positivas, quienes pueden decidir comunicarle a aquellos con quienes tuvieron contacto en los días previos a la prueba que se encuentran contagiados con COVID-19.