De geopolítica, tacos y alianzas

Lo que parece una secuela de cierta conocida película Hollywoodense de 2004 situada en California, a la fecha se reportan más de 2,000 actos de protestas en los 50 estados de Estados Unidos contra las políticas migratorias de Donald Trump. Esto sin duda constituye la expresión más grande de repudio y resistencia contra sus políticas desde que comenzó su segundo periodo presidencial.

Pese a estas manifestaciones y a la intensa cobertura mediática de medios internacionales, el presidente Trump continúa enviando elementos de la Guardia Nacional y Marines a las calles con órdenes de intensificar los esfuerzos para detener y deportar a inmigrantes indocumentados; extendiendo esta orden también a Chicago y Nueva York, ciudades con un promedio de 30% de latinos registrados.

Lee más

voces

#ColumnaInvitada | Las lecciones del actual desorden en el sistema internacional

Encima de este estallido social, algunos inversionistas de Wall Street le han dado un nuevo significado a la palabra - TACO - Trump Always Chickens Out - haciendo referencia a cómo el presidente después de un desplante de poder al imponer tarifas unilaterales a ciertos productos, sectores o países, se retracta y no se materializan en su totalidad. Lo que permite mantener cierta tranquilidad en la bolsa y en los mercados internacionales.

Y no nos malinterpreten, en el sector privado nos gusta que no se materialicen y sigamos tratando de tener estabilidad en el comercio exterior. Sin embargo, el que no ha estado nada contento con este nuevo acrónimo es el propio presidente Trump, quien se vio visiblemente molesto con este nuevo acrónimo ya que además de llamarle gallina, merma su reputación de liderazgo mundial y evidencia que esas estrategias de ataque no logra desestabilizar la economía global al no llevar a cabo las amenazas vacías en cuanto a aranceles.

Del otro lado del Río Bravo, quien ha estado bastante espabilada como gallo de pelea ha sido la presidenta Sheinbaum después de su participación en el G7, la cual, de acuerdo a algunos expertos ha sido un completo acierto. México ha logrado re encaminar su política exterior hacia una política que había sido tradicionalmente conocida por diplomática, propositiva, conciliadora y abierta al diálogo. Durante las reuniones de alto nivel sostenidas, México tuvo la oportunidad de posicionar temas prioritarios como migración, remesas, comercio, cambio climático, seguridad y la diversificación de alianzas estratégicas con otras regiones como la Unión Europea, Asia y América Latina.

Lee más

voces

Estamos en un cambio de época: la incertidumbre es la nueva norma

Lo que no hay que perder de vista en el marco de una crisis migratoria será la muy próxima revisión del T-MEC, el segundo Tratado más grande e importante del mundo, con tan solo 3 países participando representa el 28% del PIB mundial y el 16% del comercio mundial, solo por detrás de la Asociación Económica Integral Regional de la ASEAN con 15 países participantes.

Los puntos álgidos de negociación sin duda alguna continuarán su tendencia: reforzamiento de la muy necesaria seguridad nacional, control migratorio para contrarrestar los estragos de las deportaciones masivas así como temas de salud ligados al control de drogas y tráfico de armas.

Esto va más que de responsables, de responsabilidades compartidas que deberán de ponernos alertas como sociedad para entender cuál será el rol a cumplir de todas y todos, incluido el sector privado, las Cámaras y las Asociaciones, para los próximos meses de tensión geopolítica y de profundos cambios.

____

Nota del editor: Mundo Montes de Oca es Director de Asuntos Públicos en Llorente y Cuenca México. Síguelo en LinkedIn y/o escríbele a mundo.montesdeoca@llyc.global Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión