En días pasados el gobierno del presidente Trump anunicó una nueva estrategia que, por sus objetivos, se integra a la amplia gama de proyectos que esconde severas limitaciones.
#ColumnaInvitada | Impuesto a las remesas; alcances y limitaciones
Con la estrategia, miles de inmigrados en EU se van a retirar del sistema bancario y van a regresar a las prácticas no reguladas como el tráfico ilegal de moneda, las entregas físicas, entre otros.
Publicidad
La propuesta de gravar con 3.5% el envío de remesas que salen de Estados Unidos proyecta recaudar cerca de 22,000 millones de dólares entre 2026 y 2034. Una ganancia anual para la presente administración de cerca de 2,700 millones de dólares, cantidad microscópica que puede caracterizar como política a esta iniciativa y de ninguna forma como una propuesta que vaya a cambiar en algo las tendencias económicas de la Unión Americana. Es un mensaje para sus bases electorales y un reforzamiento de su narrativa anti migratoria, que tan redituable le ha resultado a Trump.
El impacto de la propuesta de gravar las remesas no está en Estados Unidos, sino en países como México, país que recibió en 2024 casi 65,000 millones de dólares, lo que supone poco más del 3.5% de su producto interno bruto. Para El Salvador, Guatemala y Honduras la dependencia de estas divisas es decisiva. Para 2025 estas tres naciones recibieron un monto cercano a los 40,000 millones de dólares, pero en su caso, estos recursos representan entre el 20 y hasta el 25% de su producto interno bruto, por lo que el impuesto a las remesas tendrá un impacto muy severo en las posibilidades de alimentación, salud y educación de cientos de miles de familias de la región, dado que una cantidad muy importante de estos recursos de utilizan para solventar estas necesidades básicas.
Para México, el impacto es diferenciado. Dado que las remesas representan menos del 4% del PIB, la afectación será diferenciada porque la dependencia es marcada en estados bien identificados como Chiapas, Guerrero o Michoacán, tres de los estados con mayores índices de pobreza, de ahí la necesidad de que el actual gobierno mexicano enfatice en el rediseño de las estrategias de acompañamiento a las familias receptoras de estos recursos en dichos estados.
Sobre la propia iniciativa de Trump, se puede identificar un grave error que tendrá consecuencias importantes. Desde hace por lo menos dos décadas las transferencias de remesas en este país se integraron casi en su totalidad el sistema bancario, lo que le daba al gobierno de Estados Unidos la posibilidad de vigilar dichos movimientos. Con la actual estrategia, miles de inmigrados en la Unión Americana se van a retirar del sistema bancario y van a regresar a las prácticas no reguladas como el tráfico ilegal de moneda, las entregas físicas, entre otros, lo que va a reducir la capacidad de recaudación de impuestos. Precisamente el efecto contrario al que desea Trump.
Publicidad
Efectivamente, si como se plantea, la iniciativa entra en vigor el 1 de enero de 2026, veremos sin duda una huida masiva de las transferencias a través del sistema bancario. Las ocurrencias de un presidente que por sobre la racionalidad, sigue en campaña proponiendo acciones que no concuerdan con la realidad. El mundo paralelo de Donald Trump.
____
Nota del editor: Javier Urbano Reyes es profesor e investigador en el Departamento de Estudios Internacionales (DEI) en la Universidad Iberoamericana (UIA), académico de la Maestría en Estudios sobre Migración en el DEI-UIA. Escríbele a javier.urbano@ibero.mx Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
Publicidad
Recomendaciones
Más acerca del autor:
Newsletter
Publicidad