Desde el sexenio anterior, el entonces presidente, Andrés Manuel López Obrador, determinó que la actividad legislativa sería fundamental para lograr la transformación que su gobierno se propuso. De este modo, presentó 100 iniciativas ante el Congreso Federal, muchas de las cuales fueron ampliamente cuestionadas y constituyeron una fuente de tensiones permanentes con los poderes Legislativo y Judicial. A la conclusión de su administración, López Obrador acumuló 27 reformas constitucionales, estableciendo así lo que él mismo denominó como “el cimiento para el segundo piso de la transformación”.
La legisladora 629 con vía libre

Con la conclusión del primer año de la actual legislatura el pasado 30 de abril, Claudia Sheinbaum acumula 24 iniciativas de reforma presentadas y aprobadas. Tan solo en el primer periodo de sesiones, que corrió de septiembre a diciembre del año pasado, la presidenta presentó 20 iniciativas, que se concentraron primordialmente en dotar de legislación secundaria a lo planteado por su antecesor. De estas, 15 fueron aprobadas y publicadas, con lo que ya registraba una tasa de aprobación muy superior a cualquiera de las 500 diputaciones y las 128 senadurías en funciones.
En el periodo que corrió de febrero a abril de 2025 y que cerró el primer año de la legislatura, se retomaron algunos asuntos rezagados de la legislatura anterior. Asimismo, se presentaron y aprobaron otras 20 iniciativas, de las cuales casi la mitad provino del Ejecutivo Federal. De este modo, la presidenta Sheinbaum se ha consolidado como la legisladora más efectiva del Congreso de la Unión. Ello es relevante no solo por el volumen de iniciativas presentadas y aprobadas, sino porque su agenda ha dominado las discusiones legislativas y la agenda política nacional de manera contundente.
Si damos doble clic a las 20 iniciativas presentadas y aprobadas en este último periodo ordinario de sesiones, se puede observar que los asuntos de mayor relevancia procesados por el Poder Legislativo son aquellos propuestos por la presidenta. En este cajón se pueden colocar las reformas secundarias en materia de energía y de transparencia; la reforma al sistema de compras públicas federales; la reforma sobre digitalización de trámites y simplificación administrativa; el incremento de penas para delitos de terrorismo y tráfico ilícito de armas; y la prohibición de la reelección y el nepotismo electoral.
Por su parte, otras siete iniciativas presentadas por Morena y aprobadas en este periodo versaron sobre materias meramente simbólicas. Por ejemplo, se aprobaron tres iniciativas para hacer inscripciones de honor en los muros del Senado y la Cámara de Diputados, y cuatro definieron las características de diferentes colecciones de monedas conmemorativas.
De este modo, se puede constatar que la bancada oficialista en el Congreso no cuenta con una agenda legislativa propia, sino que se ha encargado de ejecutar la agenda del Ejecutivo Federal a cabalidad. Pero más interesante aún resulta la ausencia absoluta de agenda por parte los partidos políticos de oposición. Si bien éstos tienen una labor cuesta arriba porque la aritmética legislativa simplemente no da, destaca que, fuera de algunos momentos virales en redes de algunos de sus integrantes, su participación en el legislativo es meramente testimonial.
Originaron poco más de 40% del total de iniciativas presentadas en el Congreso, pero las únicas cuatro aprobadas determinaron una inscripción honorífica en la Cámara de Diputados y mejoras en los procesos de registro de asistencia y votación y el sistema electrónico de gestión de turnos. Dicho de otro modo, ningún partido político de oposición ha logrado colocar en la agenda legislativa o si quiera en la discusión pública nacional un solo tema sustantivo, dando vía libre a la construcción de ese segundo piso prometido por la presidenta y su antecesor.
Esto no sería motivo de sospecha en un gobierno de vocación democrática media. Existen múltiples antecedentes de ejecutivos federales con agendas legislativas ambiciosas y mayorías legítimas en el Poder Legislativo que permiten su ejecución libre de obstáculos. Sin embargo, resulta indiscutible que buena parte de la agenda impulsada por el oficialismo se ha orientado a la concentración de poder en pocas manos y la eliminación de contrapesos institucionales. Tras décadas buscando desmantelar el hiperpresidencialismo del siglo XX, nos encontramos en camino de regreso al país de una sola voz y, hasta el momento, esa voz ha transitado con vía libre.
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Nota del editor: Georgina de la Fuente es internacionalista, maestra en Análisis Político y Medios de Información y especialista en gobernabilidad democrática. Entre 2016 y 2021 fue asesora en la Dirección Ejecutiva de Prerrogativas y Partidos Políticos del Instituto Nacional Electoral y desde 2022 lidera la agenda de asuntos legislativos para el Tec de Monterrey. Es consultora en asuntos públicos, democracia, igualdad de género e inclusión para diversas instituciones y organismos internacionales y socia de la consultora Strategia Electoral desde 2024. Síguela en X como @ginadelafuente Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.