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#ApuntesElectorales | Cancha dispareja

En las elecciones judiciales, las decisiones principales y fundamentales del proceso se han tomado nuevamente desde el legislativo, particularmente desde la presidencia del Senado.
lun 17 febrero 2025 06:02 AM
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En la elección judicial, hasta ahora hemos sido testigos de un proceso electoral improvisado, regido por lógicas políticas que se han adoptado principalmente desde la presidencia del Senado, y a partir de tintes ideológicos y revanchistas, apunta Arturo Espinosa Silis.

En la elección judicial la cancha está dispareja, no todos los que participan lo hacen en condiciones de equidad, la principal razón es que se trata de un proceso electoral regido por lógicas políticas y no bajo estándares democráticos, ni de integridad.

Hasta ahora hemos sido testigos de un proceso electoral improvisado, regido por lógicas políticas que se han adoptado principalmente desde la presidencia del Senado, y a partir de tintes ideológicos y revanchistas, conducido bajo el capricho y las ocurrencias de las declaraciones al calor de los medios de comunicación.

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En las elecciones del Ejecutivo y Legislativo después de muchos años habíamos logrado dejar atrás la intervención de los órganos de naturaleza política, el Legislativo tiene varias décadas sin marcar el ritmo de un proceso electoral, es la autoridad electoral quien a partir de su autonomía se hace cargo de organizar y regir estas elecciones.

En las elecciones judiciales no ha sido así, pues las decisiones principales y fundamentales del proceso se han tomado nuevamente desde el legislativo, particularmente desde la presidencia del Senado, sin que exista una deliberación al respecto, mucho menos un acuerdo que fundamente y motive la determinación, simplemente son declaraciones improvisadas que terminan plasmándose en algún documento que las sustente de mala forma y a partir de ello se ejecutan de manera inmediata, con la misma prisa con la que se atiende en una sala de urgencias de un hospital o incluso a mayor celeridad.

Y por otro lado, el órgano que supuestamente puede garantizar que la elección se lleve a cabo bajo los principios constitucionales y estándares democráticos ha claudicado a su función de garante del Estado de Derecho, desde hace algún tiempo fue cooptado por el poder político y sus determinaciones obedecen a dicha lógica, incluso parecen no conocer límites, pues no importa si la defensa de su actuar implica generar una crisis constitucional, están dispuestos a cualquier cosa.

De esta forma, entre la rectoría de un órgano político y la politización de la justicia electoral estamos ante una elección en la que unos cuantos, aquellos más cercanos al poder, tienen ventajas, pues parecen ser los elegidos de antemano, mientras quienes a lo mejor cuentan con mayores méritos y capacidad parece que tendrán un camino pedregoso.

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El INE está por dar a conocer las listas definitivas de candidaturas, buscando ordenar el desastre enviado por el Legislativo, el proceso electoral judicial está por entrar a su etapa definitiva, en la cual las y los candidatos deberán buscar el voto de la ciudadanía, salir totalmente de su zona de confort y agotar todas las vías posibles para acercarse a los electores; primero para explicarles de qué van estas elecciones, y después convencerles que son la mejor opción para ocupar un cargo en la judicatura.

Desafortunadamente no todos y todas llegan en una cancha pareja, por el contrario, entre los beneficiarios de sus vínculos con el puñado de políticos que controla la elección y las capacidades económicas de cada participante, podría decirse que esto será lo que termine definiendo quienes ocuparan un cargo en el Poder Judicial y quiénes solamente cuenten su experiencia.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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