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¿Pemex fue palanca de desarrollo este sexenio?

Aunque se logró frenar la caída y estabilizar la producción, la realidad es que el sexenio terminará con niveles de producción de petróleo crudo inferiores a los registrados al inicio.
mar 01 octubre 2024 06:07 AM
Pemex
Con el inicio de un nuevo sexenio, se presenta la oportunidad de replantear qué queremos para Pemex y cómo utilizar de la mejor manera la renta petrolera que como país tenemos el privilegio de disfrutar, considera Alberto Quiroz.

El fin del mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador es un momento oportuno para analizar una de sus principales promesas en materia energética: que Pemex volvería a ser una palanca del desarrollo nacional, tal como lo fue a finales de la década de 1970.

Dejando a un lado la nostalgia, esta promesa siempre pareció difícil de cumplir debido al momento en el cual se encontraba la industria petrolera nacional, que enfrentaba una caída en su producción por el agotamiento de sus principales campos y la falta de nuevos activos capaces de reemplazar al famoso yacimiento Cantarell.

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La estrategia para enfrentar esta situación consistió a grandes rasgos en brindar un apoyo incondicional a Pemex desde el Estado, sin recurrir a las herramientas establecidas por la reforma energética de 2013, que permitían complementar la inversión pública en exploración y extracción con recursos privados.

Casi seis años después, podemos ver que, aunque se logró frenar la caída y estabilizar la producción, la realidad es que el sexenio terminará con niveles de producción de petróleo crudo inferiores a los registrados al inicio. Además, la producción del campo Akal, el más importante de Cantarell, sigue en descenso, al igual que la del complejo Ku-Maloob-Zaap. Por otro lado, los nuevos prospectos con grandes reservas, como Kayab, Pit, Zama y Trión, no son suficientes para compensar la disminución de los campos maduros.

Por otra parte, en las últimas décadas, las finanzas públicas de México han experimentado un proceso de despetrolización. Esto significa que, hoy en día, una mayor parte del presupuesto público se financia a través de impuestos, como el IVA, el ISR y el IEPS, en lugar de depender del ingreso proveniente del petróleo. De hecho, la contribución de los ingresos petroleros al presupuesto ha disminuido considerablemente. En 2008, cuando la participación de los ingresos petroleros alcanzó su máximo, estos ingresos representaban 44% del total; sin embargo, para agosto de 2024, su participación ha caído a sólo 14%.

Además, esta caída en los ingresos petroleros se ha acentuado debido a decisiones de política pública. La administración saliente redujo el impuesto que paga Pemex por la explotación del petróleo de la nación, conocido como Derecho por la Utilidad Compartida. Este impuesto disminuyó de 65% en 2019 a 30% en 2024. Como resultado, los ingresos generados a través de las asignaciones de Pemex han disminuido, lo que ha llevado a una menor transferencia de recursos para cubrir el presupuesto. En la primera mitad de 2024, la renta petrolera destinada a financiar el presupuesto es casi tres veces menor que la aportada en 2019. Esta realidad hace que cada vez sea más difícil que Pemex sea una palanca para el desarrollo del país.

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Por último, es importante destacar otros apoyos que el Gobierno Federal otorgó a Pemex, como diversos estímulos fiscales, transferencias para el pago de su deuda, la construcción de la refinería Olmeca y la adquisición de la refinería Deer Park en Texas. Estos apoyos han ido aumentando a la par que la contribución de Pemex a las finanzas públicas se reduce, lo cual resulta insostenible en el tiempo. De acuerdo con la organización México Evalúa, en 2024, por primera vez en la historia, Pemex recibió más apoyo del gobierno del que aportó a las finanzas públicas.

En resumen, durante el sexenio que concluye, Pemex no se transformó en una palanca para el desarrollo; por el contrario, su contribución al financiamiento del gasto público es cada vez menor. Con el inicio de un nuevo sexenio, se presenta la oportunidad de replantear qué queremos para Pemex y cómo utilizar de la mejor manera la renta petrolera que como país tenemos el privilegio de disfrutar. Sin embargo, una lección es clara: reducir los impuestos de Pemex no nos conducirá a un mayor desarrollo.

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Nota del editor: Alberto Quiroz (@alberto_quirozm) es consultor especializado en el sector energético y finanzas públicas en Integralia Consultores (@Integralia_mx). Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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