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#ColumnaInvitada | ¡El coletazo viene!

La inseguridad rampante, la violencia exacerbada, la falta de medicinas, la nulidad del sistema de salud, y la carencia de certeza jurídica, han roto el castillo de naipes de la auto-proclamada 4T.
mié 17 abril 2024 06:05 AM
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El presidente piensa que está marcado por una misión divina y que, por ejemplo, con la asesoría de personajes como Benito Juárez (con quien él asevera tener contacto), puede acertar en casi todas sus decisiones sobre las tareas de gobierno, apunta Juan Francisco Torres Landa.

Las fuentes de información a las que tenemos acceso coinciden en que en Palacio Nacional están enfrentando una crisis muy seria. La historia proyectada en sus mentes de que la elección en 2024 constituiría un día de campo se han desvanecido por completo. En su lugar aprecian como la realidad de muchas malas decisiones empiezan a cobrar una factura de alto impacto. La realidad alterna que ellos procuran hacer creer en sus ejercicios matutinos ya no es viable ante la colisión de la vida real en todo el país en que no se puede convivir con la falaz expresión de que se está feliz, feliz, feliz. Nada que ver con lo que los ciudadanos vemos y sufrimos día a día. La inseguridad rampante, la violencia exacerbada, la falta de medicinas, la nulidad del sistema de salud, y la carencia de certeza jurídica, entre otras cosas, han roto el castillo de naipes de la auto-proclamada 4T.

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Vamos por partes. Para arrancar hay que entender que la soberbia es una mala consejera. El presidente piensa que está marcado por una misión divina y que, por ejemplo, con la asesoría de personajes como Benito Juárez (con quien él asevera tener contacto), puede acertar en casi todas sus decisiones sobre las tareas de gobierno. Pero, oh sorpresa, aún la suerte de un experto en demagogia tiene sus límites. Y es que no es posible sostener una ilusión de frases y anécdotas para sostener un desastre de gobierno como lo que ha sido este sexenio. La ilusión acaba donde inicia la realidad.

Los errores que se han cometido serán materia de estudios y análisis durante años y años. El abandono de los más esenciales aspectos que inciden en la vida diaria del ciudadano, del pueblo bueno, no puede pasar desapercibido. La cruda realidad es que si bien es cierto habíamos tenido rezagos importantes por varios sexenios en tareas inacabadas, lo cierto es que nunca habíamos presenciado un sexenio con el nivel de deterioro que se ha acumulado en estos ya más de cinco años. Se han bolado la barda.

El cúmulo de errores y destrozos es tan amplio que resulta complicado anotarlos todos en un solo texto. De hecho hemos escrito ya muchas veces sobre los escandolosos deterioros acumulados en este sexenio. Ahora el tema es que no se puede simplemente asumir que Morena cuenta con las bases suficientes para avanzar en sus planes electorales. Lo que es absolutamente cierto es que el presidente es testarudo y mal escuchador.

La ceguera e insensibilidad del presidente está llevando a su movimiento a su fin antes de lo esperado. Aunque tienen una caja resonante de personajes que se comportan más bien como focas de todo lo que se les dice repitan, son ellos mismos quienes en número creciente están ya reclamando con mayor énfasis que no se pueden seguir cometiendo tantos errores y que no se tengan consecuencias adversas en el proceso electoral que se avecina. Esta confianza ciega de que con el solo efecto de programas sociales y promesas diarias en ejercicios populistas son suficientes para gozar de victoras en las urnas ya no se la creen ni ellos mismos. El crujido en sus paredes es cada vez más visible e irreversible.

Los datos reales de las evoluciones en las preferencias tienen al inquilino en Palacio Nacional en frenesí absoluto, y en la medida que las campañas avanzan, ese sentimiento se sigue complicando y encrucedeciendo. De hecho es el caso que tan se han equivocado que teniendo candidatos mejores para determinados puestos, el líder ha optado por incondicionales porque él prefiere siempre la sumisión que la capacidad. Pero no contaba con que el electorado iba a despertar a la tragedia que han creado. Y eso sí es cierto y no hay otros datos. Sus atropellos no pasan desapercibidos.

Pero en este despertar ciudadano hay varios temas que tenemos que destacar y para los cuales estar preparados. Morena ha sembrado la mayor cantidad de trampas y omisiones en el camino que viene porque quieren estar en la posibilidad de combatir a la mala el triunfo de la oposición. No está en su naturaleza el ser demócratas. Su única posibilidad es la de dinamitar la elección si no les convienen los resultados. Han minado el funcionamiento correcto del INE con personas sin el compromiso de trabajo, han limitado su presupuesto, han politizado las funciones operativas y técnicas de camino a la elección, incluso han entorpecido la capacitación de los futuros funcionarios de casilla, han provocado un cada vez mayor problema en todos los preparativos de la elección, y de paso usan recursos públicos en franco desacato de mandatos constitucionales y legales. Configuran una elección de estado y quieren más destrucción.

Y es que por si lo anterior no fuera suficiente, han propiciado que la Sala Superior del Tribunal Electoral funcione con solalmente 5 Magistrados debiendo ser 7; y en las Salas Regionales faltan más de 40 nombramientos. El resultado es que están minando las capacidades ni más ni menos que del último organo en que se decidirá la suerte y resultado final de las elecciones, incluyendo la presidencial. Tal es su temor de perder que quieren abatir la posibilidad de que se tenga un triunfo opositor. Quieren derribar la escalera democrática por la que subieron. Son unos tramposos y no sirven para gobernar, y eso es algo que van a pagar en las urnas.

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Por ello es que debemos resaltar el plan en curso actual de Morena y el Mesías Tropical (Enrique Krause dixit). Como su plan C implica destruir las bases de convivencia constitucional y democrática, no les importa presentarse como el grupo que con tal de seguir concentrando poder desean romper contra todo el orden. No les vengamos con que la ley es la ley. Ellos quieren regresar al momento de la autocracia vigente en los 60s y 70s, y aún peor pues ni siquiera habría simulación de orden institucional. Es literalmente el animal antiguo que el Presidente ha querido resucitar a lo largo de su vida, y en particular en este sexenio de abusos y reversión de libertades y derechos.

Por ello debemos insistir en que el antídoto ante todo este plan macabro y visible radica en la presencia masiva de todo el pueblo el día de las elecciones. Porque ni con todas sus trampas y abusos (incluyendo la complicidad y sociedad con la delincuencia organizada) podrán vencer la potencia de una sociedad consciente de la importancia de la bifurcación de opciones que se presentan ante nosotros el domingo 2 de junio próximo. Habremos de elegir entre democracia y dictadura, y por ello la determinación es bastante sencilla de asumirse – todos a votar por Xóchitl y los candidatos de la alianza opositora. Habremos entonces de parar el impulso prehistórico. Nos estamos jugando nuestro resto. No podemos fallar pues las consecuencias bien pueden llegar a ser irreversibles si seguimos tolerando sus abusos. No podemos permitir que los seres extintos vuelvan a dominar nuestro presente y futuro. ¡Venga la Marea Rosa con toda su fuerza para resistir el coletazo del dinosaurio!

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Notas del editor: Juan Francisco Torres Landa es miembro del Consejo Directivo de UNE México y de la red de Unid@s. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

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